LA ESPERANZA COLECTIVA 20 2

El papel de la Academia Hispano Americana

PRESIDENTA DE LA REAL ACADEMIA HISPANO AMERICANA DE CIENCIAS, ARTES Y LETRAS Actualizado: Guardar
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La Real Academia Hispano Americana vio la luz a comienzos de 1910, en plena conmemoración del Centenario de las Cortes de Cádiz y de la Constitución de 1812. En aquellos años fundacionales, la Academia se encontraba inmersa en una actividad desenfrenada, tenía que atender a la redacción y reforma de los estatutos y del reglamento interior, a la edición del boletín, o revista, y a la celebración de los diversos actos que, con ocasión de la efemérides que se conmemoraba, había organizado en concurrencia con países hispanos, además de estar comprometida con otras instituciones españolas e hispanoamericanas para celebrar el Centenario de la Constitución de 1812.

Fiel a su principio de impulsar la aproximación efectiva entre los pueblos de habla hispana y de fomentar las relaciones con las repúblicas de Hispanoamérica, la corporación conmemoró, con Argentina, el centenario de su independencia. El 25 de mayo de 1910, asistía al acto de descubrimiento de la lápida conmemorativa que, en honor del gran patricio americano, Bernardino Rivadavia, se colocó en la casa de la calle San José, donde falleció. El Ayuntamiento bajo mazas, y con él, el Cuerpo Consular y representantes de todas las entidades más significativas de Cádiz, concurrió al acto. Pronunciaron elocuentes discursos el alcalde y director de la Real Academia, excmo. señor don Cayetano del Toro, el excmo. señor don Joaquín Rodríguez Guerra, presidente de la Cámara de Comercio de Cádiz, el representante del Gobierno de S.M., don Pascual Gil y Sánchez y el cónsul de la Argentina en representación de aquella República, don Ángel Picardo.

Asimismo, la Academia se esforzó en dar a las fiestas del Centenario un marcado carácter americanista cuando, el 27 de septiembre del mismo año, participó con el Ayuntamiento en el acto de descubrir una lápida en honor y memoria de los diputados americanos que formaron parte de las Cortes Generales y Extraordinarias de 1810-1812 y, en particular, del gran orador ecuatoriano, Mexía Lequerica. Asistieron las autoridades, comisiones civiles, del Ejército y de la Armada, así como gran gentío. La música del Regimiento de Infantería 'Álava' nº 22 interpretó la Marcha Real.

Por disposición del señor gobernador civil, el académico, señor Riaño de la Iglesia, dio lectura al acta de la sesión municipal que contenía el acuerdo disponiendo la colocación de la lápida. Terminada aquella, el señor gobernador dijo: «En nombre del Gobierno de S.M. el Rey y en el del Ayuntamiento del noble y heroico pueblo de Cádiz, descubro la lápida aquí situada para honor y gloria de los Diputados americanos doceañistas, y muy especialmente para honra del ilustre tribuno don José Mexía»; acompañando la acción a la palabra, hizo correr un cordón de seda plegando la bandera española que cubría la lápida. El público prorrumpió en aplausos, y la banda militar interpretó el Himno Nacional de Ecuador. Cerró el acto el discurso del cónsul de aquella República, quien agradeció su iniciativa a la Real Academia y puso de relieve la necesidad de estudiar las vías para incrementar la relación comercial y fomentar los vínculos afectivos de España con América.

Por la tarde, la fiesta continuó con una espléndida velada literaria en honor de los diputados americanos doceañistas, que se celebró en el Gran Teatro Falla, presidida por el gran propagandista de la confraternidad hispanoamericana, el senador del Reino don Rafael María de Labra. En su transcurso, el académico Rey Joly pronunció un discurso sobre «Los diputados militares por las provincias de Ultramar en las Cortes de Cádiz».

Antes de finalizar el año, en el mes de diciembre, la Real Academia ponía de manifiesto, de nuevo, su simpatía por los países hispanoamericanos durante la escala en Cádiz del buque escuela argentino 'Presidente Sarmiento', en su décimo viaje de instrucción. Se había preparado otra velada literaria, pero ésta no se pudo celebrar debido a la corta duración de la escala. Sin embargo, los trabajos literarios fueron publicados en la revista de la Corporación y la Real Academia hizo entrega al comandante de la fragata de un cordial saludo, escrito en pergamino, decorado con los escudos de la Argentina, España y Cádiz. El texto estaba trazado en azul y rojo, los colores corporativos, entre filigranas de tonos delicados y, según la prensa, su confección recordaba gratamente el majestuoso estilo monacal.