Ramón Fontserè y Jesús Agelet, actores de Joglars, preocupados por el futuro de España. :: M. GÓMEZ
Sociedad

«Ahora todo son prohibiciones y normas, es algo demencial»

Ramón Fontserè y Jesús Agelet Actores de JoglarsLa compañía teatral celebra sus 50 años de trayectoria con '2036 Omena-g', una autoparodia que presentan en el Falla

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Dos de los actores legendarios de Joglars, Ramón Fontserè y Jesús Agelet, llegaron ayer a la capital, donde la compañía que dirige Albert Boadella (que no vendrá a Cádiz finalmente) será la encargada de poner el broche final al FIT. Hoy y mañana escenifican la autoparodia '2036 Omen-g', que conmemora su medio siglo de vida. Pese a la buena noticia, ellos ven un futuro muy negro.

-Joglars cumple 50 años. ¿Qué es lo mejor y lo peor de la vejez?

-Lo positivo es la experiencia y lo peor son los achaques. También las frustraciones, lo que no has podido hacer... Aunque si se sobrelleva con cierta flema, uno puede acabar bien.

-En el futuro que presentan en la obra, Zapatero se ha cargado el país, que ahora es federal... ¿Creen que eso ocurrirá algún día?

-Planteamos que el sistema de pensiones se ha ido a tomar por saco, y nosotros, vivimos en un barrio de artistas, unos cobertizos. Así nos retratamos. En la obra, España es una federación ibérica, pero es fantasía, no es un análisis político.

-¿Qué opinan de los últimos cambios de Gobierno?

-Hoy escuchamos en la radio al nuevo ministro de Trabajo hablando de su participación en esa especie de esquizofrenia que fue la manifestación de la huelga. Ha explicado que tenía que estar junto a los obreros, pese a que era uno de los padres de la reforma. La situación del país es cada día peor, el paro aumenta, Cáritas tiene mucho más trabajo... El porvenir no se presenta en unos términos positivos, y así lo presentamos en la obra.

-Ven el futuro muy negro...

-Saldremos como podamos pero no estamos en una situación boyante.

-Aun así, el teatro está en auge.

-Eso dicen, pero nosotros estamos pagando el precio político de que el público no paga lo que vale el espectáculo. Somos una compañía privada y eso nos perjudica. No estamos subvencionados. El que los ayuntamientos no tengan dinero nos afecta. El teatro más subvencionado es la ópera. Ahí se da dinero público a los cantantes, que son millonarios.

-Entonces, ¿ven más castigado su sector que otros?

-El teatro siempre ha estado en crisis, y se añade la de la Administración.

-Siempre han hecho gala de ir a contracorriente. ¿Cada vez es más difícil ser independiente?

-En la dictadura, la censura era idiomática e ideológica, pero ahora es una censura económica. Aunque eso nos da libertad para hacer y decir lo que queramos. El teatro es provocación, pero no debe confundirse con escándalo.

-¿Cuál es el principal mal que ven en la sociedad?

-La falta de ideología. A los políticos sólo les mueve la economía. Tras la creación de la Unión Europea, salió el sarampión de los nacionalismos. La manipulación política y social de un sentimiento es lo peor de la Humanidad.

-¿Qué le queda por decir a Joglars?

-Mientras abramos un periódico y veamos tantos problemas, no nos faltará trabajo.

-En la obra cargan contra los 'progres'. ¿Qué peligro entrañan?

-Antes era el estar con el porrito y las reuniones. Es lo que reflejamos. Ahora son los que van de modernos.

-También dan una imagen muy negativa de los jóvenes, que se han cargado el lenguaje y lo han sustituido con el idioma de los SMS. ¿Cuál es el problema de las nuevas generaciones?

-No tenemos hijos, por suerte, pero creo que vamos a la cola de Europa en Educación, ¿no? Están un poco gilipollas. La juventud que planteamos es blandengue, es la que estamos construyendo. Lo tienen todo pero eso les corta la capacidad de analizar , de crear, de ser imaginativos.

-¿Y a quién culpan?

-Los padres tienen gran parte de culpa, pero las escuelas les lavan el cerebro. Mi sobrina se tapa la boca cuando me ve fumar. Y eso se lo enseñan en la escuela. Es como cuando papá-Estado dice 'no llevarles a los toros porque va a herir su sensibilidad'. Ahora todo son prohibiciones y normas. Se ha llegado a un extremo demencial.