PAN Y CIRCO

RIDÍCULO NACIONAL

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Pues va a ser verdad eso de que Guardiola mea colonia. Y Mourinho también. Finalmente los 23 jugadores de la selección española no acudieron a la entrega del Premio Príncipe de Asturias de los Deportes, como hubiera mandado el guión de una película en la que no se quisiera menospreciar unos galardones que en ediciones anteriores ya cambiaron de manos al conocer que el 'afortunado' no iba a acudir a su acto de entrega y que ya tienen suficiente con soportar el peso del desconocimiento absoluto respecto a los méritos que hay que hacer para que alguien sea coronado: tener una trayectoria deportiva excelente, hacer una gesta particular inigualable, firmar un año antológico. Todo vale, pero nunca nada es suficiente. Y si no, que se lo digan a Ángel Nieto. Hay que ser extremadamente perfeccionista con tu labor de entrenador y conductor de un grupo para prohibir que tus jugadores acudan a recibir un premio que no sólo ellos, sino la sociedad española entera llevaba esperando desde antes de que naciera el mismísimo Príncipe de Asturias. Porque todos los reconocimientos que están recibiendo ahora los Villa, Iniesta, Casillas, Fernando Torres se cimentan en la euforia que vivieron millones de españoles del pueblo celebrando la Eurocopa y el Mundial, algo que mucha gente pensaba que nunca iba a producirse, como ocurre ahora con el fin de la crisis. Argumentar que a unos 'profesionales' acostumbrados a viajar expresamente a Milán o París para comprarse ropa -mientras esos que vaciaron el agua de todas las fuentes de España el 11 de julio se entretienen viendo 'Sálvame'- les va a afectar desplazarse unas horas a hacerse una foto de familia que represente la unión del fútbol español es sencillamente ridículo. Sugerir que el bueno de Pep no es español por no tener manga ancha en este asunto también es ridículo. Pero lo realmente ridículo es que no haya nadie que se encargara de que toda esta polémica no se convirtiera en un asunto de estado, de que se hicieran las cosas bien, en tiempo y forma. Con estilo, con elegancia, con señorío. Como hizo Vicente Del Bosque con Luis Aragonés. Y tal.