Tribuna

250 aniversario del Pabellón de Ingenieros

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Se cumple este año el 250º aniversario del Pabellón de Ingenieros, un ilustre edificio construido entre 1758 y 1760 para alojar a los miembros del Cuerpo de Ingenieros destinados en esta plaza. En 1846 pasó a ser sede del Gobierno o Comandancia Militar, según la época, uso que se le dio hasta 1994. Permaneció cerrado un tiempo hasta que en el año 2000 fue entregado al Ayuntamiento de la ciudad que lo reformó, reinaugurándose en 2003 como centro cultural Reina Sofía.

El edificio es un precedente de la arquitectura neoclásica en la ciudad y fue realizado según planos del ingeniero militar Silvestre Abarca (1707-1784). Su construcción fue aprobada por el Rey Fernando VI el 17 de febrero de 1755 ante la necesidad de facilitar alojamiento a los ingenieros destinados en Cádiz, debido a los altos precios de los alquileres y por la conveniencia de tenerlos unidos en un mismo edificio junto al ingeniero director, lo cual facilitaría la comunicación entre ellos y la transmisión de órdenes.

En un principio se pensó construirlo en un terreno de Su Majestad llamado Plazuela del Mentidero, situado en una esquina del nuevo cuartel del Camposanto e inmediato al cuartel de la Pólvora, pero se reconsideró el asunto y se decidió finalmente hacerlo en otro colindante con el pabellón de la Candelaria situado frente al baluarte de igual nombre.

Para abaratar el coste estipulado para la construcción del Pabellón, se procedió a la realización de dos operaciones que fueron aprobadas por Su Majestad en 1758. Así se procedió a la venta del terreno de la Plazuela del Mentidero y se hizo inventario de todo el material que se podía aprovechar del viejo Hospicio de la Caridad que, abandonado desde 1749, se pensaba demoler para la edificación del cuartel de Santa Elena de las Puertas de Tierra. Vigas, herrajes de puertas, ventanas, balcones y barandas de corredor, columnas y enlosados del patio, brocales de aljibe, así como piedras, ladrillos y todo el material de construcción posible fueron trasladados a las proximidades del lugar, dando comienzo las obras el 12 de septiembre de 1758. Estas finalizaron en 1760 autorizándose a Don Silvestre Abarca y a los ingenieros a sus órdenes ocupar las viviendas en escrito de 18 de noviembre de ese mismo año.

El edificio resultante constaba de tres cuerpos o plantas y tenía siete viviendas, dos en el primer cuerpo para los ingenieros jefes, una para el ingeniero director en el segundo y cuatro en el tercero para los ingenieros de menor grado. Contaba el edificio además con jardín, cocheras, caballerizas, lavaderos, patios y aljibes.

En el año 1806 le fue añadida una torre por orden del Gobernador Militar Francisco Solano para montar en la misma un telégrafo óptico para las comunicaciones militares. La misma fue proyectada por el teniente coronel de Ingenieros Francisco Hurtado.

Desde 1846 el Pabellón de Ingenieros fue sede del Gobierno Militar de la plaza y residencia del Gobernador Militar. Tras servir durante 148 años como tal y debido a una nueva organización periférica del Ministerio de Defensa, el 24 de octubre de 1994 fue disuelto, iniciándose el proceso de liquidación y cierre.

El Gobierno Militar era también sede del Aula Militar de Cultura creada en 1962 para acercar a los jefes y oficiales de la guarnición a la cultura de la ciudad y custodiaba entre sus muros la biblioteca del Cuerpo de Ingenieros, con ejemplares de los siglos XVI al XIX, la cartoteca y un importantísimo archivo. Desafortunadamente, todo ese patrimonio se trasladó a fuera de nuestra ciudad encontrándose en la actualidad en Sevilla y en Madrid. Tras permanecer cerrado un tiempo, fue entregado por el Ministerio de Defensa al Ayuntamiento de la ciudad, que, después de realizar en el mismo una importante reforma, poco afortunada en mi humilde opinión en cuanto que supuso la pérdida de importantes elementos del mismo, abrió sus puertas de nuevo en el año 2003 como centro cultural Reina Sofía. En el mismo, además de diversas dependencias de la concejalía de Cultura, se encuentran la Fundación Joly, la Real Academia Hispanoamericana, la colección Vasallo y el legado Aramburu.