Una perfecta organización

La organización de un juicio de la magnitud del 'caso Malaya' ha supuesto un reto para todos los que llevan trabajando en él desde hace meses. Era muy difícil coordinar a casi un centenar de abogados, ponerlos de acuerdo en fechas y fijar unas normas de funcionamiento que conjugaran la flexibilidad necesaria para hacer posible su presencia en la vista, sin perjudicar demasiado su quehacer profesional diario, el respeto del derecho de defensa y las garantías constitucionales. Y al menos ayer se consiguió. No faltó nadie y todos ocuparon sus puestos distribuidos perfectamente en el estrado. El tribunal, que ha agradecido la colaboración que han prestado los propios letrados, y los funcionarios han trabajado duro para ello. La semana pasada los trabajadores se quedaron hasta altas horas de la tarde en las oficinas judiciales cerrando todos los flecos organizativos. Ayer cuatro de ellos, se encargaban del control del juicio, de la entrada y salida de acusados y abogados de la sala de vistas, en coordinación con los agentes de la policía nacional y la guardia civil. Todo fue a pedir de boca.

La logística funcionó también gracias al buen hacer del equipo informático y de realización. Las cámaras grabaron y las imágenes fueron proyectadas, como estaba previsto, tanto en los monitores de la sala de vistas, como en la pantalla situada en el pasillo para el público. También en la sala de prensa, un espacio perfectamente acondicionado para las nuevas tecnologías, desde donde los periodistas han podido realizar con comodidad las retransmisiones en directo y enviar sus crónicas y reportajes. Los reporteros gráficos han podido captar imágenes con cierta facilidad, tanto en la sala de vistas como en el exterior de la Ciudad de la Justicia, sin provocar con sus cámaras los habituales tsunamis a los que acostumbran, sobre todo, los de la prensa del corazón. Las tres personas del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía encargadas de llevar las relaciones con la prensa han hecho un trabajo sobresaliente.