Opinion

Regreso

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Cuando has vuelto, te has encontrado que el hogar te recibía con el mismo olor de siempre, un olor cálido y a la vez nuevo, porque a fuerza de explorar en arenas y mares, o en montañas y ríos, habías olvidado por un tiempo es ambiente que te ha acompañado tanto tiempo. Es ese mismo ambiente que empezaba a caldearse demasiado cuanto te fuiste, y con el que tenía que pelear el aire acondicionado que te recordaba que pronto estarías sumergido en aguas lejanas o en mares cercanos, que te harían olvidar el trasiego cotidiano. Pero aquello que has disfrutado se acabó, se ha acabado antes o después, que mas da, porque de todos modos se te ha hecho demasiado corto, demasiado corto repites a quien te encuentras, mientras andas de acá para allá como un extraño entre las cosas que siempre te acompañan.

Has vuelto, y alguien ha hecho limpieza. Como un volver a empezar, un preparar las estancias de siempre para todo un largo año de estaciones que se suceden, mientras van quedando muy en la lejanía los momentos y lugares de los que creíste por un momento que iban a quedarse para siempre contigo, y que un día te sorprenderán en tu recuerdo, en medio de una ráfaga de viento, de un azote de lluvia de unas manos frías que añoran el calor de la arena blanca de aquel lugar que encontraste, milagrosamente casi solitario. Y enmedio de toda la barahunda de aceptar la cotidianidad, y esa maldita rutina que a veces nos juega la mala pasada de echarla de menos, te encuentras cogiendo esas llaves que colgaste como una pesada carga antes de irte, y que hoy, frías de la espera, te conducirán de nuevo al trabajo. Abrirás esa puerta de siempre y todo estará en su sitio. Habrá un silencio expectante por romperse con tu voz, tu teléfono, el teclear de tu ordenador y esa música que te anunciará durante un largo año que tu ordenador está vivo. Una mesa ahora limpia se llenará de pronto de papeles, de libros, de apuntes, de programas, de citas pendientes colgadas en tu panel, para que nunca te olvides de aquello que un día alguien decretó que era importante. Mejor no pensar en un horizonte demasiado largo de tensiones y sobresaltos. Imaginas y pides un año tranquilo. La ventana te devuelve a un paisaje cambiado, porque han derribado aquel viejo edificio. Te sientas y respiras. Bienvenido al regreso. Y todo vuelve a ser lo que era.