CARTAS AL DIRECTOR

Calor, tele y siesta: cóctel explosivo

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Son las 15.15 de la tarde. Hace un calor sofocante. Aspiro a dormir la siesta pero el estrés acumulado me lo impide en forma de pertinaz insomnio. Decido poner el aire acondicionado y ver un informativo televisado por si actúan como somnífero: necesito descansar. Elijo 25 grados de temperatura y, al azar, Antena 3. En ello estoy cuando escucho a Roberto Arce anunciar gozoso un nuevo canal para la TDT: Nitro. «Un canal pensado para el público masculino», afirma el presentador con rotundidad (y una ligera sonrisa) mientras ilustran sus palabras unas imágenes de películas de acción. «Una gran apuesta de la cadena», confirma un directivo del grupo, «que se suma a Neox y a Nova». Los ojos se me ponen «como platos» y en mi cabeza empieza a rechinar la idea «canal pensado para el público masculino porque ofrece películas de acción.». Mi cabeza sigue dando vueltas para recordar qué gen marca la diferencia y hace que a las mujeres nos guste la comedia (mientras más romántica, mejor) y a los varones la acción (mientras más dura, mejor). Pero no me acuerdo. Empiezo a preguntarme por qué ocurre esto; por qué a las mujeres nos gusta la comedia y los varones prefieren la acción. Es evidente que las empresas lo tienen claro y por ese motivo lo ofrecen como producto especializado, pero no estoy segura de por qué se produce esto. No me viene a la memoria ningún estudio científico con argumentos biológicos que avale la relación entre el género como construcción social y los géneros cinematográficos. Sí, en cambio, me vienen a la memoria justificaciones relacionadas con la socialización, con una diferente educación social. Supongo que si a estas alturas un grupo de comunicación se plantea ofrecer unos canales para hombres y otros para mujeres será porque los presuponen rentables económicamente. De todas maneras, también esta idea me crea dudas. ¿Realmente hacer canales con criterio de género es rentable? Si es así, ¿la rentabilidad es económica o ideológica? ¿Quizá ambas? ¡Horror!, creo que el insomnio se ha instalado definitivamente. Adiós a mi siesta. Si no fuera una mujer optimista, como soy, diría «qué asco de machismo encubierto». Si no fuera una chica audiovisual, como soy, diría «qué asco de tele».