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LOS PROFETAS NO TIENEN VACACIONES

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Se equivocarían menos quienes hacen pronósticos electorales si esperaran hasta el día de las elecciones. Todo el mundo les hace caso a los barómetros políticos excepto los resultados. Algunos líderes saben que todo depende del viento que sople últimamente y otros saben que están aventados. Por otra parte, que viene a dar en la misma plaza, las encuestas se basan en la opinión de los que responden a ellas, no de quienes no les hacen el menor caso, ni de los que se divierten engañando a los que les preguntan por lo que sí les importa.

Como hay que creer en algo, ya sea en el astrofísico Stephen Hawking o en el cardenal Rouco Varela, hay que reconocer que las profecías son orientativas siempre, incluso en el caso de que estén hechas para desorientar a la afición. Ahora se nos informa de que el 73% de los trabajadores no hará huelga general. De cumplirse este vaticinio, serían los líderes sindicales los que se vieran obligados a buscar un nuevo trabajo. De momento está todo confuso, ya que septiembre lleva muy pocos pasos en el calendario. Joaquín Almunia dice que España ya no está en el centro de la crisis, pero otros expertos en cuestiones generales opinan lo contrario, pero lo más curioso es que la mayoría de la gente no quiere que sean candidatos ni Zapatero ni Rajoy. No saben cuál será el veredicto de las urnas, pero ambos están vistos para sentencia.

No es fácil saber si a lo que aspiran los votantes más desilusionados es ver caras nuevas, más o menos pétreas, a cuyos dueños no les puedan reprochar tantos engaños. Pero los puestos de mando no se improvisan salvo en los motines populares y no se trata de eso por ahora. Lo que nos va a entretener más en el otoño son las conjeturas electorales de los augures. No descansan nunca estos jodidos profetas. Aunque en España tengamos el doble de paro que en Europa, un veinte y pico por ciento, ellos se merecen la Medalla del Trabajo.