ESPAÑA

Zapatero descarta una crisis de Gobierno

El presidente solo contempla el reemplazo de Trinidad Jiménez si gana las primarias La salida de Corbacho no irá acompañada de más relevos de ministros

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José Luis Rodríguez Zapatero no se plantea aprovechar la salida del ministro de Trabajo para hacer una crisis de Gobierno. El mensaje lo repiten como un mantra en público y en privado cuantos colaboradores del jefe del Ejecutivo son consultados. El presidente solo se plantea el relevo de Celestino Corbacho y, en todo caso, el de la titular de Sanidad si gana las primarias del Partido Socialista de Madrid y opta a la Presidencia de la Comunidad. El parecer de un miembro del Gobierno es que «no es el momento, en plena negociación presupuestaria y de otras reformas, como la de las pensiones, de acometer una crisis».

La vicepresidenta primera sintetizó la doctrina oficial: «La consecuencia (de la salida de Corbacho) será, en su momento, que el presidente proceda al relevo del ministro. Nada más». «No estamos en eso, no hay crisis de Gobierno», comentó rotunda tras el Consejo de Ministros. Lo que María Teresa Fernández de la Vega apenas pudo disimular era el malestar que ha originado en el Palacio de la Moncloa la filtración de que el ministro de Trabajo deja el cargo para ser candidato a diputado socialista en las elecciones catalanas del próximo noviembre.

Aunque era un secreto a voces entre los socialistas de Cataluña desde hace meses que Corbacho no iba a seguir en el Ejecutivo porque su destino político estaba en las listas del PSC, en círculos gubernamentales ha molestado el día escogido para hacerlo público porque ha reabierto el recurrente debate sobre una crisis ministerial por las malas expectativas electorales del PSOE. Ya el 21 de junio pasado, Zapatero tuvo que salir al paso de los fuerte rumores de una crisis de Gobierno y advirtió de que no figuraba en sus planes una remodelación y que, en todo caso, estaría acotada a algún caso particular. Ya pensaba en Celestino Corbacho.

El presidente del Gobierno explicó entonces su teoría de que los cambios de ministros en coyunturas difíciles suelen ser más contraproducentes que beneficiosos porque el rodaje de los nuevos requiere tiempo y lo que se necesita es gestión y decisiones desde el primer día.

En qué momento se va a producir el relevo del titular de Trabajo es objeto de todo tipo de cábalas, pero la impresión más extendida es que Zapatero esperará hasta que se celebren las primarias de Madrid, el 3 de octubre, y si Trinidad Jiménez gana y se convierte en la candidata socialista contra Esperanza Aguirre, podría hacer los dos cambios de una tacada. Aunque también hay dirigentes socialistas que sostienen que el recambio de Corbacho se hará en solitario; y el de Jiménez, en la hipótesis de que derrote a Tomás Gómez, se haga más adelante, a principios de 2011 dentro de una remodelación, entonces sí, más amplia.

Pasar el trago

Lo que no parece probable es que el ministro deje la cartera antes de la huelga general que han convocado los sindicatos para el 29 de septiembre. Sería, según un diputado del PSOE, «un regalo envenenado» para su sustituto, y él, además, está decidido a pasar por ese mal trago. «Estoy a las duras y a las maduras, y mi intención es afrontar la huelga desde el Ministerio y nada me dice que no vaya a ser así», declaró Corbacho este jueves antes de que hiciera pública su decisión de regresar a Cataluña con la conformidad de José Luis Rodríguez Zapatero y del presidente de la Generalitat, José Montilla.

El baile de nombres, como es usual en estos casos, ya ha comenzado. Uno de los que más suena para futuro ministro de Trabajo es el de Manuel Chaves, que uniría a sus responsabilidades como vicepresidente tercero la cartera laboral. Fuentes socialistas ven lógica esta designación porque no introduciría apenas cambios en el Gobierno, que es lo quiere Rodríguez Zapatero. El ex presidente andaluz, por otra parte, ya ocupó ese Ministerio entre 1986 y 1990 con Felipe González, y conoce la materia.

Cuota catalana

La designación de Manuel Chaves, sin embargo, liquidaría el criterio que ha seguido el jefe del Ejecutivo en sus seis años de mandato de contar siempre con dos socialistas catalanes en su equipo. En la primera legislatura fueron ministros Carme Chacón y Montilla, y cuando éste fue elegido candidato del PSC en las elecciones autonómicas de 2006 fue reemplazado por Joan Clos. En este mandato, la cuota catalana estaba formada de nuevo por Chacón y Celestino Corbacho. Un aspecto que también deberá sopesar el presidente del Gobierno al elegir el nuevo titular de la cartera de Trabajo.

Lo que sí parece descartado es que vaya a haber más ministros que se presenten a las elecciones autonómicas o municipales de mayo próximo. Se había especulado con la posibilidad de que Miguel Ángel Moratinos compitiera por la alcaldía de Córdoba, a lo que el jefe de la diplomacia estaba dispuesto hace unos meses y así se lo comunicó al PSOE, pero esa posibilidad ha perdido fuelle ante las escasas perspectivas de victoria que tienen los socialistas en la ciudad andaluza, que parece predestinada a dejar de tener un alcalde de Izquierda Unida y a contar con un regidor del PP. «Yo no soy candidato a la alcaldía de Córdoba», sentenció ayer el ministro de Asuntos Exteriores.

Sáenz de Santamaría aseguró que Corbacho le ha «hecho la crisis de Gobierno» a Zapatero y lamentó la «imagen de absoluta descomposición» del Ejecutivo. Consideró que «el autocese» de Corbacho «no es casualidad».

Fernández Toxo se mostró seguro que esta dimisiónno significará un cambio importante pues es necesario modificar «las políticas, no las personas». Y fue pesimista: el sustituto puede hacerlo «incluso peor», dijo.