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El sueño sobrevuela el cauce del Guadalete

El PP lo considera una «oportunidad turística» y los ecologistas lo ven como una manera de recuperar las riberas Vuelve a plantearse la aspiración de hacer el río navegable

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«En el Guadalete tenemos un problema y una de las grandes asignaturas pendientes de Jerez». La afirmación de la popular María José García-Pelayo hace unos días en un programa de televisión, se daba la mano con alguna pregunta para la reflexión: «Las ciudades que tienen río lo explotan como un elemento de dinamización de la ciudad y aquí tenemos uno que puede generar mucha riqueza medioambiental, turística, deportiva... Y además es la salida natural de Jerez con El Puerto y con el mar: ¿Por qué no intentar recuperar que fuera navegable?».

La posibilidad de navegación por el Guadalete, del que muchos no saben hasta que se desborda, es quizá para muchos jerezanos una utopía. Pero merece la pena pensar si ello es realizable.

«Hasta hace no mucho había embarcaciones que llevaban munición al Rancho de la Bola, hasta allí se pudo navegar y ése quizá fue su último uso en este sentido», recuerda José Trujillo, coordinador de Ecologistas en Acción en Jerez, que no ve con malos ojos una iniciativa de este tipo si abriga la esperanza de acercar el río a la ciudad. Los ecologistas, en todo caso, son realistas y no olvidan las dificultades que actualmente tendría un proyecto de estas características: «Para empezar hay que recuperar las riberas», señala el ecologista, recordando los diversos dominios que llenan los accesos al río de alambradas.

Jerez y El Puerto, de la mano

«Aún existe un muelle que recuerda el uso que tuvo el río», evoca Trujillo, que plantea: «¿De qué tipo de embarcación estaríamos hablando? Sólo se podría llegar hasta el azud de El Portal, que es insuperable para cualquier barco». Además, la limpieza que necesita el cauce para aliviar los desbordamientos que sufren poblaciones aledañas, quizá debiera acompañarse de un importante dragado del cauce.

En 1903 ya fue proyectada una canalización del río en una reunión de representantes de Jerez y de El Puerto. Los respectivos alcaldes, Julio González Hontoria y José Luis de la Cuesta, deliberaron y resolvieron entonces respecto a las posibilidades de la unión fluvial de las ciudades. La visita del ingeniero jefe de la Zona Marítima del Sur de España, José García Morón, movió a semejante empeño en un encuentro en el que no faltaron representantes de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación -un tercer ámbito de actuación de la institución económica jerezana que podía haber encontrado su verdadero sentido con el proyecto-.

El acta de aquella reunión dice, entre otras cosas, que «Jerez y el Puerto de Santa María aspiran al disfrute de aquellos beneficios que la navegación debe proporcionar a dos pueblos que, como ellos, encuentran en su posición topográfica la más completa legitimación de sus anhelos»; y concretan la necesaria «desaparición de la barra del Guadalete» hasta El Portal y «la construcción de un pequeño canal derivado, que partiendo de este último punto» llegase hasta las puertas de El Puerto, frente a las playas de San Telmo.

Proyecto del Siglo de Oro

Desde 1669 hasta esa fecha de 1903, fueron muchas las súplicas, gestiones, proyectos, estudios y resoluciones que buscaban salvar es mismo problema: el banco de arena formado en la embocadura del Guadalete. Pero lo mismo bajo el régimen absolutista de los Austria y de los Borbones, que bajo la Monarquía constitucional, que bajo la República, siempre se ha chocado con el desconsolador incumplimiento de todas las promesas. Ni el beneplácito de reyes como Felipe II y Felipe V, ni el entusiasmo del Marqués de la Ensenada y de técnicos como Jorge Juan, en los Siglos de Oro fueron suficientes. Quizá ahora sea, al fin, posible lograr el sueño.