Reino Unido o Dinamarca lideran la carrera de las eólicas en el mar, en la imagen un parque situado al este de la costa británica. :: LA VOZ
Ciudadanos

La energía eólica marina hace aguas

Las grandes empresas dejan enfriar los proyectos en la provincia por el atasco burocrático que propicia el Gobierno y la falta de apoyo socialLa incertidumbre del Ayuntamiento de Chipiona sobre el proyecto eólico da otro revés a la instalación de molinos en la costa gaditana

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La tradición eólica de Cádiz y su gran extensión costera la convierten en un escenario atractivo para el estreno de los parques marinos. Los grandes promotores de renovables ven en la provincia condiciones parecidas a las que ofrecen Dinamarca o Reino Unido, veteranas ya en este tipo de energía. Pero el rechazo social ha chocado por completo con las aspiraciones empresariales, que ya ponen sus miras en destinos internacionales.

Casi más que la crisis es la presión del pueblo la que mantiene congelados los proyectos planteados hace ya una década en la provincia. Primero en Trafalgar y ahora parece que por ese mismo motivo el Ayuntamiento de Chipiona -firme defensor de las eólicas marinas desde que varios grupos se interesaron por sus playas- se ha desmarcado de la iniciativa. El alcalde Manuel García, ha pedido que se liquide la sociedad Las Cruces del Mar, formada por el Consistorio, la empresa Magtel y la UCA, aunque aún no ha querido dar una explicación al respecto. El regidor prefiere esperar a que su propuesta para abandonar la carrera de las eólicas se debata en la junta general de la sociedad que él mismo aceptó presidir hace un año. Desde la plataforma Por un Horizonte sin Molinos entienden que este cambio es sólo una maniobra política para disuadirlos de repetir la manifestación que el pasado verano movilizó a unas 3.000 personas en contra del proyecto.

El futuro sigue siendo un horizonte lejano, más distante aún si se tiene en cuenta el calendario de implantación que recoge el borrador del Plan Nacional de Energía Renovables del Ministerio, que se encuentra en fase de estudio y aún está pendiente de su aprobación.

Atasco administrativo

Apenas dedica un par de párrafos a los parques marinos en los que la implantación alcanzará los 3.000 megavatios en 2020, unos índices que ya alcanzan sólo los tres proyectos planteados en Trafalgar. A estas pobres previsiones hay que sumarle el hecho de que el Ministerio de Industria aún no haya presentado el estudio de caracterización de la zona, que vendrá a explicar los condicionantes a tener en cuenta a la hora de levantar las infraestructuras. Este informe completa el mapa eólico aprobado en abril del año pasado y todavía no cuenta con una fecha clara para su presentación, aunque ya está bastante avanzado.

El futuro plan de renovables, con vigencia hasta 2020, prevé que se lleven a cabo las primeras pruebas experimentales en cuatro años. El calendario marca un máximo de hasta 50 megavatios, lo que deja margen para poco más de veinte molinos repartidos por toda la costa española. Cádiz no es el único punto de interés de los promotores. También se han lanzado iniciativas en Huelva, Almería, Castellón o Galicia, pero en ninguna otra ubicación se ha generado un interés tan grande. Sólo en Trafalgar hay cuatro proyectos que superan los 2.000 MW, mientras que el de Chipiona se acercan a los 400 con los dos parques proyectado por la empresa cordobesa Magtel.

Visto así, el borrador elaborado por el Instituto de Desarrollo y Ahorro de la Energía (IDAE) tira por tierra las previsiones de las compañías. Juan José Romero, técnico de la institución pública y redactor del plan, explica que este subsector de la eólica «se irá desarrollando paulatinamente». Considera que la mejor forma sería «intentar que la tecnología sea nacional y dejar que la industria 'offshore' madure». Por eso mismo, recomienda introducirlo poco a poco mediante un apoyo público.

Y en eso pretende involucrar a las autonomías. Pero en lo que respecta a la Junta andaluza, no hay, de momento, intención de sacar adelante ninguna prueba piloto, ni ahora ni en los próximos años. De hecho, su apoyo a este tipo de energía limpia no ha sido tan manifiesto como cabría esperar, dado lo poco que gusta en la sociedad. Cabe recordar que aún sigue vigente el compromiso anunciado por el anterior presidente, Manuel Chaves, y asumido por José Antonio Griñán de no dar luz verde a los aerogeneradores si no existe un consenso general. El calendario marcado por el nuevo plan prevé empezar en 2014 con la instalación de 50 MW, otros 150MW al año siguiente, 350 en 2016 y 500 en 2017. A partir de esta fecha será posible que los grandes proyectos comerciales tengan salida. Conociendo esta circunstancia, los grandes promotores no lo ven nada claro. Uno de ellos es Iberdrola, que ya solicitó en su momento la reserva de zona eólica para instalar un parque en Trafalgar. Fuentes de la compañía explican que «el interés sigue vivo» y que incluso se ha desarrollado una nueva tecnología de plataformas flotantes para vencer el problema de la profundidad -a más de 40 metros la infraestructura ya no resulta rentable-. Pero reconocen que «la lentitud de las administraciones no generan confianza». La empresa acaba de recibir autorización para levantar un parque marino en la costa de Reino Unido y asegura que «la legislación española se encuentra a años luz de distancia de la de otros países europeos en materia energética». La división de renovables de Acciona también está detrás de un proyecto de envergadura en la costa jandeña.

Se denomina Mar de Trafalgar y es el primero que se presentó. A pesar de su envergadura, permanece congelado a la espera de que Industria determine los condicionantes en la zona. El año pasado cambió de administrador y ahora se encuentra en manos de José Morrás, director de Promoción Nacional de Acciona Energía.

Magtel, la promotora del proyecto de Chipiona, es la más activa y anuncia que en septiembre presentará nuevos estudios sobre el impacto ambiental y económico que supondrán los molinos y no piensa cejar en su empeño.