Imagen de la pila trece que se levanta en la orilla de La Cabezuela. :: ANTONIO VÁZQUEZ
Ciudadanos

Indignación entre los empresarios por el retraso del segundo puente hasta 2013

Mientras que ellos hablan de «engaño», la alcaldesa apela a la movilización y Pizarro confía todavía en que la obra culmine en 2012

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La obra del segundo puente de la Bahía no estará acabada hasta 2013. Será muy difícil, más bien imposible, que el proyecto clave del Bicentenario esté a punto para conmemorar la efeméride en 2012. La declaración que hizo el ministro de Fomento, José Blanco, el pasado jueves a LA VOZ ha caído como un jarro de agua fría entre los agentes sociales de la provincia, que se consideran «engañados» con este planteamiento oficial. Blanco ha reconocido que habrá que reprogramar la obra y admite, al mismo tiempo, el retraso de un año en su culminación. El Ministerio ha puesto, por vez primera, fecha en el calendario. Blanco presentó hace una semana en el Congreso el plan de ajuste que aplicará a los proyectos de obra pública que desarrolla en estos momentos en España. El objetivo es recortar 4.000 millones de euros y contribuir así a la reducción del déficit público. Rescinde de golpe 32 contratos de carreteras y ferrocarriles y aplaza 199 proyectos. El puente de Cádiz se salvó del tijeretazo, pero no de una reprogramación. El ministro considera esta obra «prioritaria» y anunció entonces que buscaría financiación adicional para sacarlo adelante en plazo. Las incógnitas se despejan y el propio Blanco ya ha reconocido las limitaciones que supone cumplir con la fecha, aunque asegura que estará para 2013.

Las reacciones en Cádiz a este anuncio no han tardado. La alcaldesa de la ciudad, Teófila Martínez, señala al respecto que «hoy más que nunca es necesario que los ciudadanos se pronuncien sobre la terminación del segundo puente». La regidora presentará hoy el manifiesto para pedir al Gobierno que la infraestructura se termine, como muy tarde, en marzo de 2012 y criticó que se haya puesto la fecha de 2013 como la más probable. Manifestó también que «no es tranquilizador» escuchar «mensajes tan divergentes» como los que tienen los socialistas. «Los políticos del PSOE de Cádiz dicen una cosa y el ministro, otra», sostuvo.

La edil popular quiso recordar que el puente es muy importante para la ciudad y resaltó que la única gran infraestructura que ha pagado el Gobierno en los últimos años ha sido el soterramiento.

Confía en que finalmente «el Gobierno recapacite» y comprenda lo vital que es el viaducto en el futuro de la capital. «Es una nación la que va a celebrar el 200 aniversario de su Constitución», apuntó.

El presidente de los empresarios de Cádiz, Miguel González Saucedo, mostró ayer su «indignación» ante el nuevo anuncio del Gobierno y avanzó que «este retraso tendrá consecuencias para el desempleo». Saucedo destacó que la declaración de Blanco es muy grave «porque deja al Bicentenario sin su obra más emblemática». En este sentido comentó que la provincia, con respecto a otras, sufre un agravio comparativo.

En la misma línea se pronunció ayer el presidente de la Cámara de Comercio, Ángel Juan Pascual, que tachó de «engaño y despropósito» la fecha que baraja el Ministerio. Pascual aclara que «tanto la ciudad como la provincia habían depositado muchas esperanzas en esta obra como símbolo de capital y, al mismo tiempo, como elemento dinamizador del comercio».

Por su parte, el consejero de Gobernación , Luis Pizarro, ante la declaración de Blanco publicada por LA VOZ mostró cautela y no renuncia a la posibilidad de que el puente esté para 2012. «Primero publicaron que las obras se paraban, luego que estarían para 2014 y ahora los medios de comunicación se hacen eco de que estará para 2013». Con esta progresión de los últimos datos que se han ido conociendo en relación a la obra del puente de la Pepa, Pizarro mostró su confianza de que estuviera listo para el horizonte de 2012, entendiendo como tal la fecha del 19 de marzo.

El consejero no se olvidó de recordar las palabras del ministro de Fomento, José Blanco, en cuanto a la «prioridad» de la obra que avala la posibilidad de que finalmente se cumpla el cronograma previsto.