ENMIENDAS AL PARADIGMA

Balance provisional

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Porque Sarkozy ha ido perdiendo fuelle como líder político, que si no. el capitalismo estaría ya refundado. Él lo tenía previsto, y nada más iniciarse el follón este de la crisis lo anunció y todo: «Refundaremos el capitalismo sobre bases éticas, partiendo de cero». Fue una de esas declaraciones que quedan, aunque sólo sea como declaración, sin correlato objetivo ni nada. Sin embargo, por aquellas mismas fechas, hace ya casi dos años, este humilde columnista se atrevió a vaticinar aquí mismo que, efectivamente, esto era una crisis del capitalismo, pero una crisis de crecimiento. Y mira, oye, resulta que las cosas van por ahí: el capitalismo, es evidente, está recomponiéndose, tomando aliento, creciendo.

De momento está desprendiéndose con determinación de esa rémora que le hacía parecer lo que no es: el Estado del Bienestar tenía al capitalismo como apocado, desleído, abuchantado, viéndose en la molesta obligación de transigir con ese estúpido invento de la socialdemocracia. Después de todo, tal vez la grandilocuente declaración de Sarkozy tuvo su puntito para el capitalismo: alguna de sus grandes cabezas cogería onda y dio a tiempo la voz de alarma. Por las grandes avenidas del capitalismo empezó a correr un horror económico: «¡La gente quiere ética!». Y a partir de ahí las cosas tomaron un giro inesperado: los próceres del capitalismo encargaron al expresidente Aznar ensayar un expresivo corte de manga, mientras a otros mandaban cortar y pegar una vieja consigna rojilla (¡No pasarán!) y, todos, actuaron en consecuencia. El balance provisional de logros es, hasta ahora, y a grandes rasgos, el siguiente:

Ha quedado conjurado definitivamente el conflicto social: la gente ha interiorizado y está ya convencida de que tiene que trabajar más por menos (el ideal de la productividad), especialmente el típico currante de sueldo justito, que es, en realidad, el currante-currante con ingresos controlados, además de contenidos. La política, como consecuencia de la continua dilapidación a manos de quienes más tienen que perder con su desaparición, se retira a los límites que nunca debió traspasar: la mera y neutral administración del sistema; del sistema capitalista, se entiende. Los bancos son legitimados como instituciones modélicas, indignas de merecer el trato que algunos pretendían infligirles; démosles un premio, hombre: ahí van las Cajas de Ahorros. Y así.