Ricardi y Tamara planean un futuro sin problemas económicos mientras pasean por el parque Calderón de El Puerto. :: J. FERNÁNDEZ
Ciudadanos

Ricardi acepta una indemnización mínima por los 13 años que pasó en prisión por error

El portuense, en la ruina, se conforma con los 550.000 euros que le ofrece el Estado, a pesar de que sus abogados solicitaron diez millones

EL PUERTO. Actualizado: Guardar
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«Cada quince días vamos a Cáritas, por comida. Debemos siete meses de alquiler. Yo lo que quiero es que esto termine ya y poder vivir en condiciones». En su dedo anular luce una alianza con la inscripción 'Tamara 8.12.08'. Un regalo de su compañera, que lo acompaña en el paseo de todas las mañanas por el parque Calderón. «Se llama 'Toby', es muy bueno». Rafael Ricardi sujeta la correa de un perrito de lanas. Junto a su pareja, se sienta a la sombra de una palmera y alivia el sofocante calor que golpea inclemente la ciudad. Juntos componen una peculiar estampa: Tierna y desarrapada. Dos desheredados que se aferran a esta nueva oportunidad que les brinda la vida. «Está loco con su perro, le encanta». Tamara sonríe como una niña pequeña. Más tarde, en un velador de la Ribera del Marisco, le mira de reojo y pide tímidamente una cerveza. Ambos beben a sorbitos. Él tose.

Enfermo

«Sigo con todo: el asma, la bronquitis crónica y la hepatitis B. Llevo un mes sin las pastillas para la depresión y los nervios. Sé que mi hija me las saca de la farmacia en un momento, pero no quiero seguir dependiendo de nada ni de nadie». Su aspecto ha mejorado desde el invierno. Con vaqueros y camiseta, luce afeitado y ha ganado peso. Pero hace meses que dejó de recibir los 400 euros de excarcelación y vive de la caridad.

Este viernes se cumplirá un año desde que Rafael Ricardi recibiera la sentencia absolutoria del Tribunal Supremo. La Justicia reconoció oficialmente su inocencia. Atrás dejó el infierno de la condena injusta de la Audiencia Provincial de Cádiz le impuso por cometer dos violaciones. Salió de prisión a finales del 2008 gracias al cotejo de nuevas pruebas de ADN que culpabilizó a dos individuos del delito de violación que se le imputó en 1996. La víctima le había señalado como autor por el defecto de sus ojos.

Ahora está dispuesto a aceptar la indemnización anunciada por el diputado socialista del Congreso Salvador Encina. Son 550.000 euros. Nada que ver con los diez millones de euros que ha solicitado su defensa. «Ese dinero no es justo. Pero yo quiero aceptar por desesperación. Si reclamo se puede retrasar más tiempo. Y después de tanto, ¿no lo voy a disfrutar?». Sin embargo, su abogado, Domingo Valderrama, explicó que dos meses después de este anuncio, aún no han recibido la notificación oficial del Ministerio de Justicia.

Sin noticias de Justicia

«La resolución no es firme. Ni siquiera conocemos el dictamen del Consejo de Estado que ha de determinar si existe derecho a la indemnización». «Esa cantidad es insuficiente, pero sabemos que su situación es precaria. No obstante, tampoco tenemos la certeza de cuándo recibirá el dinero». El precedente de Dolores Vázquez, que pasó 17 meses en prisión por el asesinato de Rocío Wanninkhof, es bastante desalentador. Pidió cuatro millones de euros y obtuvo 120.000.

«Yo no le guardo rencor a nadie. A la Justicia sí, porque las cosas se investigan y hay que tener pruebas. Nunca dije que había sido yo ni firmé ningún papel. Tres años después de entrar en la cárcel vinieron a que firmara una confesión. Pero no lo hice». El calvario físico y psíquico que lo llevó por los presidios de media España le ha dejado profundas secuelas. «¿Que si me acuerdo? No sabes los saltos que pego de la cama. Cuando me acuesto y dejo de estar entretenido empiezo a pensar y de vez en cuando me veo llorando. En la cárcel confiaba en Dios para que la verdad saliera. Ahora sigo confiando. Ya que han hecho esto conmigo al menos tengo derecho a vivir bien, como una persona». «Cuando lo veo mal lo convenzo para que vayamos al parque, a la playita... Así no le da vueltas a la cabeza. Pongo música en casa, para que no se agobie». Ricardi mantiene una buena relación con sus tres hijos. Pero Tamara ha sido su gran apoyo en los últimos meses. «Uy, lo que queremos es comprarnos una casita en las afueras, con un cachito de campo. Y viajar a Palma de Mallorca para que Tamara visite a su familia».