Jonathan, a la entrada de los juzgados. :: MIGUEL GÓMEZ
CÁDIZ

La jueza le da a Jonathan 24 horas para que desaloje el piso o será arrestado

Anuncia que se encadenará ante el Ayuntamiento si sigue «sin encontrar una solución a sus problemas»

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Con la cabeza baja, decepcionado ante la situación que acababa de vivir, salió Jonathan Macías del juzgado de instrucción número 2 situado junto al mercado de San José. Dos horas habían pasado desde que entrara con la intención de explicarle a la jueza los motivos que le llevaron a ocupar el 1ºA, del número 1 de la calle Olvera en el barrio del Cerro del Moro, su barrio. Junto a él estaba su madre que no lo ha dejado solo ni un único instante en estos treinta días que ha durado de encierro y algunas de sus tías, que intentaron animarle tras su salida, «¡Levanta la cabeza, que no has hecho nada malo!» insistían.

«Me ha dicho que o me voy de aquí al viernes o me llevan preso», repetía Jonathan a los medios allí presentes, «y no es una amenaza, es un hecho», respondía moviendo la cabeza de un lado a otro, intentando asimilar lo sucedido horas antes. Jonathan le explicó las circunstancias que, sumadas a la desesperación, le hicieron ocupar la vivienda de su vecina recién fallecida pero «a la jueza le da igual donde duerma, si lo hago debajo del puente, en la playa o donde sea, pero algún sitio tendré que hacerlo, ¿no?».

«Si fuera mujer todo sería diferente», alcanzó a quejarse, «lo que más me duele es que no ayuden a los hombres porque si fuera mujer la asistenta social me hubiera ayudado más». Jonathan se refería a la reunión mantenida semanas atrás con una asistenta social de cuyo encuentro no sacó nada en claro ya que según su versión, «sólo me decía que saliera del piso, una y otra vez y no me daba soluciones».

La sola mención de sus dos hijos de seis y nueve años a los que dice llevar 30 días sin ver, los mismos que los de su ocupación, hizo que se derrumbara. «Hace dos días me dio un ataque de ansiedad y tuve que ir al hospital por todo esto, imagínate como puedo estar hoy», dijo. De momento, la juez no se ha pronunciado sobre una posible sanción económica, aspecto también temido por Jonathan ya que «si me ponen una multa no sé como voy a poder pagarla si no tengo trabajo».

Medidas desesperadas

Si la juez cumple con su palabra y el viernes le desalojan del piso, Jonathan anunció que irá a encadenarse al Ayuntamiento «si es necesario, porque lo único que pido es una casa para cuidar a mis hijos y un trabajo que me permita mantenerla».

De hecho, ayer, nada más salir de los juzgados se encaminó junto a los familiares allí presentes hacia el Consistorio gaditano para intentar sin éxito que la alcaldesa o algún miembro de la corporación le recibiera. Después del fallido intento se volvió a la casa a la espera de que llegue el viernes y lo desalojen a la fuerza «porque de aquí van a tener que echarme».

Hace treinta días, Jonathan entró en el piso con el firme propósito de salir de allí con una casa y un trabajo o al menos con alguna garantía de poder conseguirlo. Sin embargo, después de su encierro nada ha conseguido, solo una orden de desalojo.

Desde el Patronato Municipal de Vivienda, la parte denunciante, no se quiso hacer ninguna valoración «sobre un proceso judicial que se encuentra abierto».