Cartas

Subvenciones

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Subvenciones a partidos y sindicatos igual a: arbitrariedad gubernamental, por darles dinero público sin consentimiento alguno. Acción dictatorial que hace recordar la imposición franquista en el mantenimiento del llamado sindicato vertical.

Señores gobernantes, como enemigo acérrimo de cualquier tipo de imposición y teniendo parte en dicho pastel, encuentro aberrante que se tomen la osadía de disponer del dinero público para tales fines. ¿Qué derechos o intereses os mueven para pisotear el sentir de los miles y miles de personas que de haber sido consultadas se habrían opuesto?

A los políticos que callan, consienten y aceptan dichas prebendas les orillo por falta de espacio; les dejo con sus chanchullos, sus grescas internas, sus ambiciones, sus corruptelas, sus demagogias y su afán de poder: ¡esto es lo suyo! A los sindicatos les invito a que den un repaso al pasado desde 1896 (Chicago) hasta nuestros días. Que vean que nuestros antepasados no se prestaron jamás a rollos ni pasteleos, que con su tenacidad, entrega y sacrificio consiguieron suculentos derechos, los cuales van menguando debido a lo poco que vosotros arriesgáis. Que vuestras reuniones, comidas de trabajo con empresarios, intervenciones en las llamadas reformas laborales jamás han conseguido nada que merezca la pena, sino todo lo contrario en perjuicio de la clase trabajadora. Que el mamar de las ubres del Estado os impide realizaros como tal ya que quien da, exige, y quien recibe, se doblega. Que dejéis de ser sindicatos estatales. Que ladréis menos y mordáis más. Y, por último, deciros que hay otra forma de hacer sindicalismo sin dependencia alguna que os hará realizaros libres de ataduras a la hora de tomar determinaciones importantes.