Opinion

Especulación y transparencia

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Alemania y Francia por fin se han puesto de acuerdo en algo. Sus gobiernos han pedido a la Comisión Europea que proponga una legislación urgente para prohibir la especulación y, en concreto, las ventas a corto de deuda soberana. Sin embargo, estas últimas simplemente reflejan lo que los inversores piensan de la evolución futura de los mercados. Prohibirlas, como ya ha hecho de modo unilateral y sin consultas Alemania, afectan a la flexibilidad con la que se opera en medios financieros. En el fondo, supone matar al mensajero y desviar la atención de las verdaderas prioridades, el duro ajuste pendiente en la mayoría de las economías europeas. Bastaría con crear más transparencia. Por otro lado, París y Berlín han reclamado una regulación financiera más estricta, algo justificado si pensamos que desde hace tiempo hay una docena de bancos de tamaño europeo, en un contexto de libre establecimiento y libre circulación de capitales, sin reglas comunes de protección de consumidores y con una competencia entre reguladores nacionales muchas veces perjudicial para los ciudadanos. En cualquier caso, la situación crítica requiere visiones comunes europeas y es de esperar que Francia y Alemania hagan pronto contribuciones más sustantivas.