Carmen y Ángeles quieren renovar la imagen clásica de este complemento con nuevos diseños. :: E. M.
CÁDIZ

El oro de los abanicos gaditanos llega al Festival Iberoamericano de Costa Rica

La muestra 'El Dorado' incluye una colección de trabajos de los alumnos de la Escuela de Arte de Cádiz, la única que tiene un taller de abaniquería

SAN JOSÉ. Actualizado: Guardar
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Cuentan que el abanico nació en Oriente e incluso lo trasladan a la Prehistoria, habría que hablar entonces de hojas de palma sujetas a un palo de madera. Los usos han ido adaptándose a las distintas culturas, llegando incluso a considerarse distintivos de clases sociales. Y qué bien hubiera venido uno para lidiar con la mañana de calor en San José.

María del Carmen Cantero y Ángeles San Laureano, alumnas del taller de abaniquería, conocen bien el origen. Estudian su evolución a lo largo de la historia y recurren a los apuntes cuando hay que restaurar algún ejemplar encontrado en mercadillos de cualquier ciudad del mundo. Ambas descansan en el hall del hotel antes de empezar los trabajos de montaje de su exposición. El Festival de las Artes de Costa Rica (FIA) quiere contar con esta muestra, compuesta por diez paipáis y 17 abanicos plegables, inspirados en la tradición iberoamericana. Carmen y Ángeles confían en sorprender a un público que cada vez se familiariza más con la cultura gaditana. En la maleta traen varillas, moldes y sedas para explicar su composición. «Queremos que conozcan lo que hacemos, porque son verdaderas obras de arte y son puramente de Cádiz».

Detalles en cada pincelada

«Todas las piezas seleccionadas están decoradas con los motivos más reconocibles de las distintas civilizaciones», cuenta Ángeles. Más de acá que de allá, la colección incluye detalles precolombinos con simbología maya, inca o azteca. Es la cortesía de la Escuela de Arte de Cádiz, la única en el mundo que cuenta con un taller de abaniquería, con el país costarricense.

¿Y cómo conoce la organización del festival el trabajo de las gaditanas? «Un empeño personal de la alcaldesa, que quería que estuviéramos presentes», explica Carmen. Se trata de trabajos de artesanía propios de la ciudad y se tienen que poner en valor. «Hasta la Reina Sofía y las infantas tienen abanicos del taller», recalca la alumna.

Las técnicas empleadas en la elaboración de cada ejemplar son mixtas, desde el óleo, a los acrílicos, el 'gouache' o la seda. Láminas de pan de oro dan brillo a los trabajos, que pretenden conseguir el efecto de la orfebrería de las culturas prehistóricas iberoamericanas. Incluso utilizan pequeños soldadores para hacer dibujos. Ángeles aún conserva una quemadura en el dedo de su último trabajo para demostrarlo.

Del error surge la técnica

¿Cuánto tiempo lleva montar un abanico de este tipo? Las alumnas echan cálculos. Entre una y dos semanas, dada la delicadeza de los materiales. Cuenta Carmen que al principio era más habitual que se rompieran varillas o se mancharan las telas. ¿Había que desechar mucho material? «En absoluto», se apresura a contestar. Su profesora, Rosa Rodríguez Pastrana, les enseña trucos para restaurar y, en ocasiones, del error surge una técnica nueva. «Cuando cometemos un fallo, nos pide dejarlo como antes y que no se note el error».

Y lo que más le preguntan: ¿Cuánto pueden costar en el mercado? La pausa es aún más larga. Ponen el mínimo en unos 200 euros, unos 140.000 colones de Costa Rica, dado el trabajo y la calidad de los materiales. «Pero, ojo, que no se venden», aclaran.

La invitación del FIA ha sido una verdadera sorpresa para las gaditanas, que se reconocen enamoradas de la cultura costarricense. Pero no es de extrañar que la cita internacional quiera contar con esta exposición. Muestras anteriores han viajado por España y Europa paseándose por expositores de Fitur, Euroarte y varios certámenes de artesanía. Desde la recuperación de estas técnicas en los ochenta, la intención es renovar la imagen clásica del abanico con nuevos diseños y composiciones.