Sociedad

De don Quijote al doctor House

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Las figuras opuestas de Sherlock Holmes y del doctor Watson remiten a la pareja literaria más célebre de todos los tiempos: Don Quijote y Sancho. Y no es un parecido casual. «El libro de Cervantes siempre fue muy popular y muy leído en Inglaterra», recuerda el escritor Muñoz Puelles, que supone que Conan Doyle se inspiró en el escudero del ingenioso hidalgo para crear el personaje de Watson. No es el único. El francés Jacques Barzun, en su monumental historia de la cultura occidental, no tiene duda alguna: «En esencia, son la misma pareja, ocupada en una búsqueda similar, pero con ropajes diferentes, 300 años después». «Los diálogos no son tan chispeantes como en el Quijote -puntualiza Muñoz Puelles-, pero hay que reconocer que ambos mezclan muy bien». Una mezcla tan afortunada que ha conocido sucesivas reencarnaciones más o menos reconocibles. Resulta inevitable pensar en la sociedad Holmes&Watson cuando el lector de Agatha Christie, otro icono de la literatura policial, asiste a las aventuras intelectuales de Hércules Poirot narradas por su amigo/escriba, el capitán Hastings. Y Umberto Eco reconoció su deuda con Conan Doyle al bautizar al monje detective de 'El nombre de la rosa' como Guillermo de Baskerville: un doble tributo al filósofo medieval Guillermo de Occam y a la aventura más célebre del investigador británico. Las huellas de Holmes llegan hoy hasta la televisión: el antipático y brillante doctor House es una evidente reencarnación de Sherlock, del que coge su extraordinaria capacidad analítica, su vida libérrima e incluso su afición a las drogas. A cambio, se topa con un Watson coral.