Rudy Fernández, un guerrillero letal

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Con 29 años, Rudy Fernández ya lleva 10 consecutivos en la selección absoluta, con la que debutó en los Juegos Olímpicos de Atenas y de la que no se ha apartado desde entonces, por lo que el escolta-alero mallorquín ha participado, y ha sido una pieza fundamental, en todos los históricos éxitos de España desde el Mundial de 2006. Entonces aún era jugador del Joventut, donde comenzó una fulgurante carrera que ha pasado también por la NBA_y continúa en el Real Madrid, aunque aún no ha podido cumplir su sueño de la Euroliga.

Un lustro después de subir con la selección a lo más alto del podio en Japón, tras un frustrado trienio en Portland Rudy se convirtió en el nuevo ‘buque insignia’ del Real Madrid, procedente de Dallas. En el equipo blanco vivió una primera etapa antes de reincorporarse a la liga norteamericana para cumplir con Denver una vez solucionado el cierre patronal en la NBA. Después volvió al Madrid. Con un sueldo de 2,7 millones de euros se convirtió entonces en el mejor pagado en el Real Madrid, que resumió así sus características: «Capacidad atlética, gran tiro exterior, visión de juego, recuperaciones de balón e infinidad de recursos ofensivos».

Rudy quiso regresar a Europa y, en concreto al Real Madrid, para, entre otros objetivos, coincidir de nuevo con su amigo Sergio Rodríguez, con quien fue compañero en Portland y lo sigue siendo en la selección, y con el que formó una pareja que deslumbró en el Mundial de Japón con increíbles ‘alley-oops’. Los vuelos y mates de Rudy Fernández culminaron entonces en numerosas ocasiones el alegre y maravilloso juego de la España campeona del mundo. Después de fracasar en el Eurobasket de Serbia 2005, donde el balear estuvo totalmente descentrado, el balear se ha exhibido en prácticamente todas las posteriores competiciones.

En el Europeo de España ya mostró un descaro y un acierto desde larga distancia que hizo que no se echase en falta a Navarro cuando el azulgrana estuvo lesionado, y en la final de los Juegos de Pekín su mate a ‘Superman’ Howard forma ya parte de la historia olímpica. Su progresión en la selección ha chocado con su estancamiento en la NBA, en la que ha siempre ha tenido un papel secundario y fue cada vez menos protagonista.

Ambición y carácter son dos de las principales virtudes de este ejemplo de talento y garra. Ante todo es un jugador muy completo, vertiginoso, espectacular, capacitado para hacer muchas cosas: anotar desde fuera, machacar el aro, penetrar, pasar, defender... Es también un guerrillero. Disfruta con la bronca, incapaz de frenar su ímpetu y dejar de simular en la pista, con un halo de soberbia que encrespa a rivales y aficionados.

Fuera de la cancha también se le recrimina esa actitud chulesca que destila en el parqué, poco humilde, pero Rudy ha ido madurando y sus preocupaciones también se centran en las causas sociales. Se sumó al movimiento ‘Paremos la pobreza infantil’ que lidera Iker Casillas, se convirtió en nuevo embajador de la campaña ‘Por ser niñas’ que pretende acabar con la discriminación de éstas, y pudo conocer en Egipto a Kalima, la niña de cuatro años que tiene apadrinada con la ONG Plan.

Desea dar un impulso a la protección a la infancia a través del baloncesto, el deporte que siempre ha respirado en casa, ya que es hijo de jugadores de ‘basket’ y su hermana Marta también ha sido internacional y supo lo que es jugar en la mejor liga del mundo. Él ya no aguantaba más allí. En su temporada de estreno en la NBA se hinchó a lanzar, y a fallar triples (tiró 398 en la fase regular y metió 159), pero aun así se convirtió en el jugador con más triples anotados en su temporada de novato.

En su anterior etapa en la ACB rechazó una oferta del Barça y, tras llevar al Joventut a la conquista de la Copa del Rey en 2008 y convertirse en el primer jugador de la historia con dos trofeos de ‘MVP’, quiso despedirse del club de su vida también con la Liga antes de dar el salto a la NBA. No lo consiguió, pero no quiso esperar más. Deseaba seguir los pasos de Pau Gasol, que también explotó en la Copa de 2001, ganó el título liguero y se lanzó a la aventura americana para asombrar al mundo.

Elegido en el «draft´ (sorteo de novatos) de 2007 en primera ronda por Phoenix, que traspasó sus derechos a Portland, el puesto 24 estaba sin embargo muy lejos de sus pretensiones. Tenía una cláusula de rescisión con el Joventut de tres millones de euros a la que no podía hacer frente, y entonces decidió continuar en la ACB. Con Ricky Rubio formó de verdinegro una de las sociedades más decisivas que se han conocido nunca en el baloncesto español, hasta que se le abrieron las puertas del Joventut. Tendrá detractores, pero lo que es indiscutible es su letal tiro exterior, su capacidad para romper defensas con su velocidad y penetraciones a canasta y su increíble capacidad de salto. Tampoco rehuye nunca la responsabilidad, aunque en ocasiones se exceda jugándose los ataques.