Los dos Audi, durante la prueba. Reuters

Audi triunfa de nuevo en las 24 Horas de Le Mans

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La octogésimo segunda edición de las 24 Horas de Le Mans se ha resuelto en los últimos instantes, pero con victoria de los grandes dominadores de la última época. El equipo Audi Joest ha vuelto a llevarse la victoria, un sufrido doblete con André Lotterer, Benoit Tréluyer y Marcel Fässler logrando su tercer triunfo en la mítica prueba de resistencia. Junto a ellos en el podio acabó Marc Gené, que sustituía al accidentado Loic Duval, Tom Kristensen, que no pudo sumar su décima victoria en La Sarthe, y Lucas di Grassi, que demostró que es un talento nato para la resistencia.

El tercer puesto del podio de la máxima categoría fue para un Toyota, los grandes favoritos, y a los que la mecánica les pasó factura. Al final, y casi por eliminación, el coche pilotado por Sebastien Buemi, Anthony Davidson y Nicholas Lapierre, salvaron la tercera plaza para el fabricante japonés.

El gran derrotado en esta prueba fue Porsche. El regreso de Mark Webber desde la Fórmula 1 a la resistencia les había convertido en objetivo de los focos, y hasta las últimas horas de competición estuvieron disputando la victoria. Sin embargo, un fallo mecánico obligó al coche 20 a abandonar y dejarnos sin la imagen de un luchador Webber, junto a sus compañeros Bernhard y Hartley, en el podio.

La lluvia causa los primeros estragos

Fernando Alonso fue el encargado de dar el banderazo de salida a una de las ediciones más emocionantes de los últimos años. Y es que desde el principio se vio que no iba a ser un paseo triunfal de ningún equipo. No había pasado una hora de competición cuando el Porsche 14 sufría un problema mecánico que le obligaba a ir a boxes sólo con el motor eléctrico, lo que le limitó a 60 km/h. Intentó salir a pista, pero tardó demasiado. El ‘novato’ Porsche perdía a uno de sus dos coches para luchar por la victoria, pero aún quedaba el incidente más importante, que involucró a otros dos de los favoritos. A la hora y media del arranque, apareció la temida lluvia, lo que causó el primer gran susto. Nicolas Lapierre, al volante del Toyota 8, perdió tracción en pista y se llevó por delante al Ferrari 81, de la categoría GT Pro, de Sam Bird, líder de la categoría GT Am en ese momento, y este al Audi 3, con Marco Bonanomi al volante. Mientras que Lapierre pudo llegar, a trancas y barrancas, a boxes para que le arreglaran su bólido, Bonanomi entre lágrimas se vio obligado a bajarse del coche de los cuatro aros, lo mismo que Bird.

La lluvia arreció con fuerza cuando se cumplían las tres horas, esta vez en forma de una tormenta que obligó a salir al Safety Car. Los comisarios se apresuraban a evacuar con escobas el agua en la pista, mientras los coches rodaban lentos tras el coche de seguridad. No obstante, tras la reanudación la carrera se estabilizó totalmente. El Toyota 7 (Wurz, Sarrazin y Nakajima) se mantuvo al frente, con los dos Audis en carrera por detrás completando el trío de cabeza. Los tres fueron los únicos en rodar en la misma vuelta hasta que, ya bien entrada la noche, se produjo un pequeño gran golpe de efecto.

Se estaban cumpliendo exactamente las 12 horas de carrera cuando, sin previo aviso, el Audi número 1, pilotado en ese momento por ‘monsieur Le Mans’ Tom Kristensen, tenía serios problemas. Por radio avisaban al nueve veces campeón: el coche estaba teniendo un serio fallo electrónico y era necesario resetearlo. Este consejo de informático de medio pelo no funcionó, y se vio obligado a entrar en boxes, donde perdió las dos vueltas de ventaja que llevaba sobre el Porsche 20 (el de Mark Webber, Bernhard y Hartley) y con ello el tercer puesto provisional. Por delante, el Toyota 8 parecía intratable. Mala suerte para el coche campeón, donde Marc Gené había cuajado un relevo espectacular y con un ritmo tan alto que permitió a su equipo ahorrarse una parada prevista. La suerte, tan cruel a veces en Le Mans, volvió a su favor unas horas después.

Webber abandona: Audi triunfa

La segunda parte de la noche transcurrió tranquila para el líder, con el Audi 2 a muy poca distancia, pero más o menos controlada. El Toyota número 7 apuntaba a una victoria sin paliativos cuando, a las 5:00 AM, Kazuki Nakajima se veía obligado a parar en la curva Arnage porque su bólido empezó a echar humo. En el box de Toyota despertaron de golpe todos los mecánicos, asustados: habían sido líderes durante catorce de las veinticuatro horas, y un problema técnico les dejó sin victoria y eliminados. El gran beneficiado en ese momento fue Benoit Tréluyer, que colocó su Audi número 2 al frente de la clasificación de la carrera. A falta de diez horas, Toyota veía cómo una victoria que estaba bastante cerca se diluía en favor de los coches del grupo VAG, con el Audi 2 al frente, seguido por el Porsche 20 y el Audi 1, el de Marc Gené, que pilotado por Lucas Di Grassi se encontraba de nuevo en posición de podio.

Así arrancó el domingo, pero en esta edición de las 24 Horas su definición de carrera de resistencia golpeó con fuerza a los progresivos líderes, lo que dio emoción a la prueba hasta el final. Ya bien entrada la mañana del domingo, la tensión y desesperación se adueñó del box de Audi: primero el número 2 y después el número 1, ambos en momentos en los que iban líderes sobrados, tuvieron que detenerse en medio de la pista. En ambos coches se produjo el mismo problema, un fallo en el turbo. En Porsche no se lo creían: sus rivales iban cayendo como moscas mientras ellos, con el coche 20 de Mark Webber, Timo Bernhard y Brendon Hartley, se encontraban con el primer puesto. En el caso del Audi 1, además, fue más doloroso de ver tras un relevo de Marc Gené prácticamente perfecto, impecable, que de no haber ese fallo mecánico hubiera sido la clave de su victoria.

En Audi no se rindieron. Una vez reparados ambos bólidos, el número 2 comenzó a recortar tiempo a una velocidad vertiginosa sobre el Porsche 20, y llegaron a la recta final de carrera como los únicos candidatos posibles. Mark Webber tuvo que montarse, casi por sorpresa por culpa de un pinchazo, a hacer el último relevo, ya que venía Lotterer con el Audi recortándoles más de cuatro segundos por vuelta. A falta de dos horas, la pesadilla para el equipo de Stuttgart: Webber se quejaba por radio de una grave pérdida de potencia, entraba en boxes y, pese a los esfuerzos, se veía obligado a bajarse del coche y abandonar. Una pena para el ex piloto de Fórmula 1, que volvía a Le Mans por primera vez desde 1999.

La carrera quedó expedita para que se cumpliera un nuevo doblete de Audi. Lotterer bajó el ritmo, mientras que Kristensen, con más de tres vueltas de desventaja, se conformó y tuvo el honor de llevar a meta su Audi 1. El tercer puesto, tras el abandono del Porsche, lo heredó el Toyota 8, que pilotado por Davidson logró un podio que doce horas antes parecía imposible. La edición 2014 de las 24 Horas de Le Mans, ante más de 260.000 espectadores -récord de los últimos 20 años- se cerró con un emocionado abrazo de los miembros de Audi, que nuevamente se llevaban la victoria y el honor de conquistar la considerada como la mejor carrera del mundo.