TRIBUNALES

Economía expedienta por falta grave a la firma que audita Pescanova desde 2002

El auditor, imputado por la Audiencia Nacional, reconoció que había dos contabilidades en la compañía y ellos sólo podían revisar la “oficial”

MADRID Actualizado: Guardar
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El Ministerio de Economía ha expedientado por falta grave a la firma BDO, que ha auditado las cuentas de Pescanova desde 2002. El departamento que dirige Luis de Guindos considera que «incumplió» las normas de su profesión y eso «pudo tener un efecto significativo sobre su trabajo y, por ende, su informe». La auditora, por su parte, sostiene que “no hay fundamento alguno” para tratar de sancionarla, al tiempo que alega que su labor «no está destinada a detectar fraudes en la gestión económica de la empresa».

El expediente está motivado por la situación paradójica de que el auditor fuera dando su visto bueno a las cuentas de la compañía ejercicio tras ejercicio pese a que, según lo destapado por el concurso de acreedores que tramita un juzgado de Pontevedra, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y la investigación penal de la Audiencia Nacional –donde está imputado, además de otra veintena de personas, el socio de BDO_que firmó esos informes–, había irregularidades de peso, al menos, desde 2010. De hecho, sólo en un año (2012) su deuda se duplicó hasta los 3.674 millones de euros, con un déficit patrimonial de otros 1.667 millones.

Según el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC) –dependiente de Economía y responsable de la apertura del expediente-, la firma no habría hecho las comprobaciones necesarias para auditar las cuentas, al menos, según sus papeles de trabajo. No obstante, ahora se abre un plazo de un año para determinar si cabe sanción alguna –multa de hasta el 3% de los honorarios cobrados por BDO y de hasta 12.000 euros para su socio, además de suspensión de hasta dos años- o, por el contrario, termina archivándose el expediente.

El auditor implicado, Santiago Sañé, admitió el pasado 13 de noviembre ante el juez instructor del caso, Pablo Ruz, que había «dos Pescanovas» -es decir, existía una doble contabilidad-, la «oficial» que se les daba para revisar y la «oculta» que recogía «una parte significativa de las transacciones, y a la que no teníamos acceso». En esta última, según declaró, figuraba el «inmenso» volumen de facturación que «falsa» se ocultaba tras «un sofisticado sistema para engañar» a bancos (acreedores), inversores, consejeros (no todos a tenor de lo conocido hasta ahora) y el propio auditor.

No le informaron "nunca"

Sañé insistió en que no detectó antes nada irregular porque nadie le informó «nunca» de los graves problemas de tesorería dentro de Pescanova y, además, entre los procedimientos «estándar» de auditoría «no están diseñados para detecta fraudes, y menos aún tan perfectamente organizados como éste».

No obstante, admitió que pese a que podían haber pedido una información más completa sobre las deudas al Banco de España no lo hicieron porque pensaban que la información que manejaban era «correcta», amén de que hubieran faltado los datos de la banca extranjera. Sus explicaciones -en las que responsabilizó al expresidente de Pescanova, Manuel Fernández de Sousa, y sus allegados-, sin embargo, no terminaron de convencer a las acusaciones ni a socios de peso como el fondo Cartesian, que fue quien motivó la imputación de BDO a través de una querella complementaria.