MELILLA

Localizan a dos inmigrantes en el depósito de combustible de un vehículo

Han sido descubiertos por agentes de la Guardia Civil cuando trataban de atravesar el paso de Beni Enzar

MELILLA Actualizado: Guardar
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La Guardia Civil localiza a dos inmigrantes subsaharianos en el interior del depósito de combustible de un vehículo que pretendía introducirlos de forma irregular en Melilla desde Marruecos. Los hechos tenían lugar en la aduana internacional de Beni Enzar, poco después de que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, abandonara la ciudad autónoma rumbo a la Península.

Agentes del Instituto Armado, destinados en frontera, fiscalizaban un vehículo marca Renault, modelo 12, de matrícula marroquí, que en esos momentos accedía a España procedente de Marruecos ocupado únicamente por su conductor. El reconocimiento se inició por la parte del motor, aparentando calma su conductor y colaborando de forma solícita a los requerimientos de los guardias civiles actuantes, hasta que se llegó a la zona del maletero, donde se apreció cierta anomalía que les hizo recelar y continuar con un registro en profundidad al sospechar que podía tratarse de un vehículo utilizado por las mafias para el tráfico de seres humanos, procediéndose desde ese momento a la retención del conductor.

El examen minucioso dio con una manipulación del depósito, el cual había sido movido, habilitándose como medio de propulsión un depósito auxiliar en los bajos del coche.

Para llegar al doble fondo, se retiró la chapa del suelo del maletero, hallando en el interior del depósito dos personas inclaustradas que necesitaron ser auxiliados para salir y precisaron primeros auxilios para estabilizarse. Su estado físico no presentaba un cuadro de sintomatología adversa debido al poco tiempo que llevaban ocultos en aquel zulo.

Las dos personas encontradas en el peligroso escondite son dos varones, jóvenes, indocumentados que dicen proceder de Mali, de 22 y 26 años de edad. Han sido puestos a disposición judicial en calidad de testigos, se les ha abierto un expediente de expulsión y han sido acogidos en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla, en cumplimiento de la vigente Ley de Extranjería.

El conductor, de nacionalidad marroquí y que atiende a las iniciales S.E.H., ha pasado a disposición judicial como supuesto autor de un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros.

Esta es la segunda interceptación en la aduana de Beni Enzar en menos de 24 horas, después de que en la madrugada del jueves la policía marroquí impidiera la entrada en Melilla de un coche kamikaze que pretendía acceder a España saltándose los controles con 17 inmigrantes irregulares hacinados en su interior.

Todo vale para entrar de forma ilegal

En los últimos meses ha aumentado considerablemente el número de personas interceptadas en los pasos fronterizos de Melilla que intentan acceder a suelo español de forma irregular. Los agentes destinados en la frontera han asistido a todo tipo de nuevas artimañas por parte de los traficantes de personas para ocultar a los inmigrantes o para saltarse los controles policiales.

Hace apenas una semana, la Guardia Civil localizaba en la aduana de Melilla a un inmigrante irregular oculto en el interior de una maleta de ruedas y detenía al portador de la misma, un ciudadano de nacionalidad marroquí con residencia en España.

Unos días antes, los agentes de frontera localizaban un vehículo con dos inmigrantes subsaharianos ocultos en su interior, en un doble fondo construido en el suelo, bajo los asientos delanteros, hermético y sin ventilación. El traficante de seres humanos logró huir a la carrera hacia el lado marroquí al ver que su coche iba a ser sometido a un exhaustivo registro.

El 7 de febrero, cuatro inmigrantes entraban por la aduana de Beni Enzar con el método de las ‘motos-kamikaze’. El sistema consiste en ir provistos de cascos integrales y ropa de abrigo subido a una moto e intentar acceder a España a toda velocidad saltándose los controles y poniendo en peligro la vida de los agentes actuantes. Una vez en Melilla, abandonan el ciclomotor y salen a la carrera. Este método ha sido utilizado en al menos dos ocasiones y, para no levantar sospechas, los integrantes de las motos se maquillan las pieles de tono más claro para no parecer personas de raza negra.