luto en el mundo del cine

Muere Shirley Temple, la niña que enamoró a América

Talento precoz, fue una de las principales estrellas del Hollywood de los años treinta y cuarenta

MADRID Actualizado: Guardar
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La actriz Shirley Temple, que saltó a la fama cuando apenas era una niña gracias a filmes como 'Ojos cariñosos' (David Butler, 1934), ha fallecido en su casa de Woodside (California, Estados Unidos) por causas naturales, según ha confimado su familia, de la que se encontraba rodeada en el momento del deceso. Tenía 85 años y llevaba más de medio siglo alejada del cine

La intérprete, una de las grandes estrellas del Hollywood de los años treinta y cuarenta, nació en Santa Mónica el 23 de abril de 1928. Con solo tres años, ya se dejaba ver en cortometrajes. Sus padres, un banquero y una ama de casa, la habían destinado al mundo del espectáculo, llevándola a clases de danza y canto apenas aprendió a caminar. Sus rizos dorados no tardaron en llamar la atención de la industria del séptimo arte. 'Stand Up and cheer!', un musical dirigido por Hamilton MacFadden y protagonizado por Warner Baxter y Madge Evans, dio cuenta del nacimiento de una estrella, una de las más fulgurantes que conocería la 'meca de los sueños' en aquella época.

Los avispados jerarcas de la 20th Century Fox no tardaron en ver la mina que tenían ante ellos. Le extendieron un contrato que sellaría su destino. Ese mismo año impregnaba con su deslumbrante talento 'Ojos cariñosos', una película en la que ponía rostro a una huérfana que iba a parar a una remilgada familia a instancias de su tío, un hombre rico y caprichoso que había litigado con su padrino con el fin de hacerse con la custodia de la pequeña.

Inocencia y ternura

Los largometrajes se le acumulaban en una América que necesitaba de la esperanza que parecían irradiar sus ojos en medio de la desolación en la que se había sumido el país tras el 'crack del 29'. 'Ahora y siempre', un filme de Henry Hathaway en el que tenía como compañeros de reparto a Gary Cooper y Carole Lombard; 'La pequeña coronela', una película de David Butler de 1935 en la que interpretaba a una niña cuyo encanto era suficiente para reconciliar a una familia desgarrada por el odio que desencadenó la Guerra de Secesión; 'La simpática huerfanita', en la que tenía sus más y sus menos con el superintendente el orfanato en el que vivía; o 'Dejada en prenda', donde quedaba en manos de un apostador profesional, serían algunos de los títulos que cimentarían la gloria de Shirley Temple en los años venideros.

El público adoraba su mezcla de inocencia y ternura. Tenía a la industria a sus pies. Comenzaron a proliferar los juguetes y muñecas con su rostro y en fecha tan temprana como 1934, cuando contaba con seis años, recibía un Oscar honorífico con el que se reconocía su aportación al mundo del espectáculo.

En esa situación se encontraba cuando la Metro-Goldwyn-Mayer se fijó en ella para encarnar a Dorothy en la cinta de 'El mago de Oz' que estaba preparando dicho estudio. Pero la 20th Century Fox se negó a ceder a su diamante. Judy Garland se beneficiaría de dicha oposición, convirtiéndose en otra de las niñas mimadas de Hollywood.

Como otros jóvenes prodigio, la carrera de Shirley Temple comenzó a declinar conforme crecía en la década de los cuarenta, años en los que se dejaría ver, en papeles de menor empaque, en cintas como 'Te volveré a ver' (William Dieterle, 1944), 'Desde que te fuiste' (John Cromwell, 1944) o 'Fort Apache' (John Ford, 1948), entre otras.

Casada en 1945 con John Agar, un soldado reconvertido en actor con el que coincidió en 'Fort Apache', se divorció de éste en 1949. Un año después volvía a pasar por el altar al contraer matrimonio con Charles Black, un empresario de televisión. 'Adventure in Baltimore' (Richard Wallace, 1949) se convertiría en su último trabajo cinematográfico.

Política

La televisión sería por un tiempo su refugio. Simpatizante del Partido Republicano, también trabajaría como diplomática, desempeñando el cargo de embajadora de Estados Unidos en Ghana (1974-1976) y Checoslovaquia (1989-1992). Acostumbrada a los focos desde que dio sus primeros pasos, se desempeñaría con oficio en los pasillos de las cancillerías, mientras el eco de su talento artístico iba poco a poco aminorando.

Sufrió un duro golpe al serle detectado un cáncer de mama que superó en 1972. Desde entonces, pondría su fama al servicio de la lucha contra esta enfermedad al tiempo que recibía homenajes como el del Sindicato de Actores, que la galardonó en 2006, o el del Kennedy Center Honors, que la distinguió en 1998. El American Film Institute la designó como una de las cincuenta mayores leyendas de todos los tiempos y fue la primera mujer nombrada como jefa de protocolo de la Casa Blanca. Hollywood llora hoy a una de sus reinas, por mucho que su brillo date de tiempos ya remotos en una industria que no tiene piedad con el paso de los años.