El entrenador del Cajasol, Aíto García Reneses, celebra una canasta. / Efe
BALONCESTO | acb

El Cajasol se luce ante un rival que sigue sin levantar cabeza

Logró su primer triunfo de la temporada a costa de un Laboral Kutxa que no tuvo ninguna opción de llevarse el partido

SEVILLA Actualizado: Guardar
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El Cajasol logró su primer triunfo de la temporada a costa de un Laboral Kutxa (82-62) que sigue sin levantar cabeza en un partido decidido en el gran segundo cuarto del equipo sevillano, que adquirió una ventaja que nunca estuvo en condiciones de remontar su adversario.

Con Joan Sastre, lesionado, viendo los toros desde la barrera y Porzingis de ocasional pívot, el Cajasol comenzó mandando (11-4 tras un tiple a tabla de Bamforth) tras el que Sergio Scariolo no tuvo más remedio que pedir tiempo muerto aunque ello no impedía que los locales siguieran controlando la situación gracias a su acierto en los lanzamientos exteriores.

Aun así, los buenos minutos de Pleiss mantuvieron a los vitorianos en contacto hasta los primeros compases del segundo cuarto, cuando la defensa zonal del Cajasol maniató al Laboral Kutxa y en ataque, "tocados" por la varita mágica del acierto desde más allá de la línea de 6.75, disparaban la ventaja hasta un máximo de 17 puntos que se quedaban en quince al descanso (40-25).

El Laboral Kutxa no podía ni soñar con la victoria con la nefasta seria de triples, 1 de 14, que presentaba al descanso.

Los de Scariolo mejoraron en la reanudación de la mano del argentino Nocioni, que acercaba a los suyos hasta los nueve puntos de desventaja en un tercer periodo que fue el único en el que los vascos superaron los quince puntos de anotación, pero su compatriota Marcos Mata replicaba para que la remontada no se consumase (59-48, minuto 30).

En los últimos diez minutos, Cajasol gestionó la diferencia con toda la sabiduría que destila desde el banquillo Aíto García Reneses, que seguía alternando sus defensas para incomodar a los anotadores visitantes y que encontró, al final, en el escolta estadounidense Bamforth al tirador que había añorado en las tres primeras jornadas.