María Antonia Munar. / Archivo
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En manos de la princesa

Maria Antònia Munar, exlíder de Unió Mallorquina, presidió el Consell de Mallorca y el Parlament balear por su picardía a la hora de decantar mayorías

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Érase una isla próspera y preciosa, donde reinaba una princesa a la que todos debían cortejar. Los señores de la derecha y los de la izquierda. Durante 27 años, María Antonia Munar custodió la llave de la gobernabilidad en Mallorca y Baleares. Lo demostró por última vez en las autonómicas de 2007. Con apenas un 6,7% de los votos, su partido, Unió Mallorquina, sentó en la oposición al PP -pese a lograr el 47% de los sufragios y quedarse a un escaño de la mayoría absoluta- y le dio el poder por segunda vez al PSOE, que obtuvo el 27% de la representación y el apoyo de otras seis pequeñas formaciones. La princesa, como la apodan en el archipiélago, ganó un nuevo castillo -la presidencia del Parlamento balear- y el control de ocho áreas de gobierno en el Ejecutivo autonómico, el insular de Mallorca y el del Ayuntamiento de la capital. Pero ni esto es un cuento de niños ni pinta un final feliz para ella.

La princesa de mano de hierro y reflejos brillantes para negociar según role el viento pudo acabar en el calabozo. Fue imputada en dos causas judiciales por presunta corrupción, como una decena de relevantes figuras de UM, incluidos dos ex presidentes y dos ex secretarios generales, asediados por numerosas investigaciones. Nacida en Barcelona en 1955, en 1979 se convirtió en una de las alcaldesas más jóvenes de España al ganar las elecciones en Costitx (Mallorca), su pueblo. María Antonia Munar aprendería poco después que los gobiernos se fraguan en los despachos. Y no en cualquiera. En el del poderosísimo banquero mallorquín Carlos March, licenciado en Derecho en las islas con el número de su promoción, dicen que se cerró el primer Ejecutivo balear de la democracia.

Entre 1983 y 1987 gobernó el PP gracias al apoyo de UM, a cambio de la presidencia del Legislativo autonómico. Esos acuerdos se concretaron en la siguiente legislatura (1987-1991) en un gobierno de coalición. En la tercera (1991-1995) presentaron una candidatura única y lograron la mayoría absoluta, pero por poco le cuesta la vida a la formación regionalista diluida en el PP. La princesa de Mallorca decidió cortar la sangría y reinventarse como partido, con un nuevo corte... nacionalista.

La 'primera dama' de la política balear, coqueta hasta el punto de pasar casi a diario por la peluquería de Llongueras y amiga del lujo, no estuvo sola. En su travesía por el desierto le acompañaron brillantes abogados con sus bufetes y clientes, como el ex secretario general de UM y ex presidente de la comisión insular de Urbanismo, Tomeu Vicens, condenado a cuatro años y medio de cárcel y a ocho de inhabilitación por pagar con fondos públicos una gratificación de 11.000 euros a su contable.

Vicens no es el único abogado de la histórica cúpula procesado. Miquel Nadal, ex presidente de UM, ex consejero de Turismo y concejal de Palma pasó hace tres años por el calabozo.