EMPOTRADO CON LAS TROPAS ESPAÑOLAS

Temor a los infiltrados

Un equipo de la Guardia Civil forma a la policía de fronteras afgana bajo fuertes medidas de autoprotección

HERAT Actualizado: Guardar
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El pasado fin de semana, coincidiendo con el aniversario de la victoria de los muyahidines sobre el Ejército soviético en Afganistán, los insurgentes talibanes anunciaron el comienzo de su ofensiva de primavera en todo el país. La denominaron 'Khalid bin Waleed', en honor a uno de los "más grandes" comandantes musulmanes del siglo VII, y avanzaron acciones de combatientes infiltrados "en las bases enemigas".

Se trata de militares y policías afganos que atacan de forma sorpresiva a los instructores de la OTAN, con el consiguiente perjuicio al ánimo de los aliados. En la jerga militar se denomina "green on blue", no suponen muchas bajas, pero es uno de los grandes temores en la actual fase de repliegue de la misión junto a los artefactos explosivos improvisados (IED).

El capitán de la Guardia Civil Alberto Madero dirige una unidad encargada de instruir a la policía de fronteras en Herat, al oeste del país, donde se encuentran 450 militares españoles. Bajo su mando trabajan otros cuatro miembros del instituto armado. Su misión consiste en formar a unos 200 agentes para controlar la seguridad del remozado aeropuerto internacional de la ciudad, uno de los cuatro más importantes de Afganistán.

Madero, malagueño de 32 años, acude cada mañana a un campo de entrenamiento anexo al aeropuerto. Enseña conceptos básicos en el uso de armas, planes de seguridad y vigilancia de los accesos al recinto que gestionan las tropas españolas. Sus aprendices son jóvenes de etnia tayika y pastún, la mayoría analfabetos y que buscan la oportunidad de ganar unos 120 euros mensuales.

«Ganar su confianza»

Madero, responsable de las operaciones de paz en el Cuartel General de la Guardia Civil de Madrid, no obvia los riesgos, pero intenta restarle importancia. Sin embargo, en su retina aún perdura el asesinato de sus compañeros José María Galera y Leoncio Bravo, además del intérprete de ambos, Ataollah Taefi Kalili, en la antigua base española de Qala-i-Nao. El chófer de un jefe de la policía local, que entraba a diario en el acuartelamiento, tiroteo a quemarropa a los fallecidos en agosto de 2010 mientras formaban a policías locales. Después se conoció que este pudo actuar en venganza por la muerte de un familiar a manos de las tropas aliadas. Una de las causas que mueve a los infiltrados junto al dinero. "Fue un palo, claro. Pero si vienes con miedo estás perdido. Tienes que ganarte su confianza y transmitirles tranquilidad", asegura el sargento Javier Moreno.

De buena mañana, Madero y Moreno supervisan un ejercicio de armas de sus alumnos, que manejan rifles de asalto y lanzagranadas. A su lado está su intérprete; al otro, un hombre mayor y delgado, que viste un uniforme azul y porta una pistola. Se trata del jefe de la policía aeroportuaria.

Moreno, de 32 años y natural de Gerona, detalla los protocolos para evitar las infiltraciones. Medidas de autoprotección con seis escoltas del cuerpo, dos blindados Lince para moverse entre la base y el campo de entrenamiento, y personal de los servicios de inteligencia que les reportan potenciales amenazas.