no laborable

2.840 euros, precio de un testículo

La Seguridad Social ha actualizado las indemnizaciones por mutilaciones y daños estéticos de los trabajadores, que van de 430 a 7.940 euros

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La expresión "me ha costado un riñón" define en el lenguaje figurado el elevado precio que se paga por algo. Y no es para tanto. Según la última actualización realizada por la Seguridad Social sobre las cantidades que se pagan por lesiones, mutilaciones y deformidades de carácter definitivo y no invalidantes, consecuencia de accidentes laborales o de enfermedades profesionales, un riñón vale 4.260 euros.

En cambio, si usted ha comprado algo y le ha costado "un ojo de la cara", la cosa cambia, porque en este caso se trata de una pérdida que genera derecho a invalidez y que es compensada por una pensión mensual. Ahora bien, si ha perdido agudeza visual en más de un 50% de un ojo, la compensación será de 1.920 euros.

Entre las particularidades que definen estas indemnizaciones está que el trabajador tiene derecho a seguir en la empresa, y que no solo son compensadas las lesiones que disminuyan la capacidad laboral, sino también aquellas estéticas o funcionales del organismo. Otro elemento a tener en cuenta es su actualización periódica en función de la evolución del IPC, pero no se produce todos los años, sino cada varios ejercicios. La última, publicada el 30 de enero y corregida el 22 de febrero, con vigencia desde el 1 de enero, recoge una subida del 19,7%, que es la variación sufrida por el IPC desde diciembre de 2004, según especifica el texto de la norma publicada por la Seguridad Social.

Entre las indemnizaciones por motivos estéticos se encuentra la pérdida de una oreja (1.810 euros) o de las dos (3.830 euros), pero la palma se la lleva la nariz, que es el órgano más valorado –incluso más que el pene en el caso de los hombres, lo que hace dudar de que la Seguridad Social haya consultado a estos a la hora de fijar esa primacía– por la que se pagan 7.940 euros. Sin embargo, si lo que se ha perdido es el olfato, la cantidad a recibir se queda en unos exiguos 1.210 euros. De manera similar, las deformaciones en el rostro que afecten "gravemente a la estética facial o impidan alguna de las funciones de los órganos externos de la cara" es también compensada con 7.940 euros.

Ya desde 1988 el baremo utilizado por la Seguridad Social suprimió las diferencias por motivos de sexo, y desde entonces los testículos se cotizan exactamente igual que los ovarios. Uno, 2.840 euros; los dos, 6.380. La pérdida total del pene se compensa 6.810 euros (si es parcial la indemnización va de 2.420 a 4.820 euros), mientras que la deformación de los órganos genitales externos de la mujer puede llegar también a esos 6.380 euros.

Las mamas, en el caso de la mujer, son compensadas con 2.560 euros, y con 5.460 si se pierden las dos. En el caso de los hombres no está prevista esta indemnización, pero no se considera que se trate de un caso de discriminación.

Ya más internamente, otras glándulas y las vísceras tienen también un precio fijado por el sistema cuando se hayan perdido en accidente o por enfermedad laboral. Las más baratas son las salivares y el bazo, que se cotizan a 2.420 euros. La más cara, el páncreas, con 4.540 euros, es 280 más caro que un riñón. La pérdida del tiroides y el paratiroides se indemnizan con 2.560 euros cada uno, una cifra que para algunos puede estar bien, dado que el común de los mortales no sabe muy bien donde están.

A veces, la pérdida de dos órganos iguales no es invalidante –laboralmente, se entiende–, y la indemnización supera la suma de ambos. Es el caso de los testículos o los ovarios, las orejas o la agudeza visual.

No dice nada el listado sobre la pérdida del sentido del sabor, ubicado en las papilas gustativas (en la lengua), y que para muchos profesionales podría ser incluso causa de invalidez total para el trabajo habitual. Claro que si lo que se pierde es la lengua, sí existe esa invalidez, porque ademas del gusto se pierde la función del habla. Afortunadamente nadie se la pierde mordiéndosela, por lo que no es una lesión frecuente.

Brazos, piernas, manos y pies concentran la mayor parte de los supuestos de indemnización, bien por pérdida de algún dedo o parte del mismo, bien por pérdida funcional. La actualización del baremo no introduce variaciones en la importancia de perder el pulgar en este comienzo de siglo, pese a que ha ganado muchos enteros en la vida diaria durante los últimos años por su papel en el manejo del teléfono móvil.

Las indemnizaciones de las extremidades van desde los 430 euros por la rigidez del primer dedo del pie izquierdo a los 2.940 con que se compensa la «anquilosis del codo en posición favorable (ángulo de 80 a 90 grados)». Por otro lado, una falange de un dedo de la mano puede pagarse entre 680 euros y 2.240 y la pérdida completa del dedo pulgar, 2.870 euros. Las falanges tienen un precio intermedio, según el dedo al que correspondan.

Y como todo, o casi todo, está previsto, en las extremidades superiores la compensación es diferente si la mutilación se produce en la mano diestra o en la izquierda. Cotiza más la derecha... salvo que el trabajador afectado sea zurdo, y entonces las compensaciones se invierten. Por ejemplo, la pérdida completa del dedo anular se compensa con 2.420 euros si es en la mano derecha, y con 1.810 si se trata de la izquierda. Pero si el afectado es zurdo, es al revés.

Este sistema de compensación de la Seguridad Social tiene la ventaja de su simplificación. La indemnización es siempre la misma para el mismo supuesto y se paga de una sola vez. En otros países o situaciones se utilizan fórmulas más complejas. Sin ir más lejos, la vigente en España para las lesiones relacionadas con los accidentes de tráfico incorporan criterios diferentes de compensación, en los que también computan los ingresos del perjudicado, sus responsabilidades o los daños morales.