Pablo Motos. / Archivo
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Como hormiguitas

'El Hormiguero' cumplió ayer 1.000 programas. Descubre todos los secretos del exitoso programa de Pablo Motos

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La única publicidad que hace gratis Pablo Motos es la del jamón. «Ponemos del bueno muy bueno, un poco de queso, algo de fruta...». Haciendo patria y dinero. A los invitados de 'El Hormiguero' solo les dan una cena ligera, pero no les pagan un euro. ¿Ni a Tom Cruise? No, a él tampoco. Pero quedó tan contento con el catering y con lo demás que ha invitado a Motos y su 'troupe' a devolverle la visita a su casa de Estados Unidos. El actor aterrizó en diciembre en España para presentar su última película, 'Jack Reacher'. Había convocada una multitudinaria rueda de prensa en Madrid, pero Cruise la retrasó porque quería ir al programa de Motos. Allí contó que una vez su hijo Connor, emulando al personaje de papá en 'Misión imposible', trepó por un edificio y quedó colgado de una repisa, que de adolescente vendió postales navideñas y periódicos para sacarse un extra y que es el actor más puntual de Hollywood. A propuesta de Trancas y Barrancas se sometió a una rueda de reconocimiento con fotos de «feos y criminales», pero le pusieron una imagen del friki Paco Porras despeinado y Tom no le vio cara de delincuente. La entrevista la vieron 2,5 millones de espectadores, algo por encima de la media: 2.223.000 (11,2% de 'share').

Son cifras buenas, pero sin volverse locos. Los que marean son los números de facturación de '7 y acción', la productora de Pablo Motos, que es dueño de un programa por el que Antena 3 paga aproximadamente 50.000 euros diarios. Cuatro días por semana, 150 toda la temporada... entre 7 y 8 millones al año. Lo mismo que cuestan trece capítulos de 'Águila roja', la serie más cara de nuestra televisión, pero mucho menos de lo que valen los grandes programas como 'Splash! Famosos al agua' (Antena 3) o el de José Mota (Telecinco), que no bajan de 300.000 euros por emisión.

Entre José Tomás y el toro

A la factura que cobran de Antena 3 hay que sumar el millón de peluches de las hormigas que han vendido, los 500.000 juegos de experimentos... (tienen 50 productos de merchandising) y las ventas internacionales, porque Motos ha colocado 'El Hormiguero' en ocho países: Venezuela, China, Portugal, Chile, Brasil, Colombia, Alemania y Francia. Ahora están en «conversaciones avanzadas» con Italia, Grecia, México y Argentina y en Estados Unidos les está haciendo de intermediario Will Smith, su invitado fetiche, que adquirió los derechos de emisión. «Es nuestro gurú. La primera vez que vino al programa quedó fascinado y luego nos mandó una carta de agradecimiento muy bonita. Él y Pablo hacen una sintonía perfecta. Los dos tienen muy buen rollo y se van juntos a cenar», desvela Pablo Ibáñez, 'El hombre de negro', una de las patas en las que se asienta el espacio más internacional de nuestra televisión, que esta noche cumple 1.000 programas y va para siete años en antena (de 2006 a 2011 estuvo en Cuatro y desde entonces hasta ahora, en Antena 3). La prueba, sus dos nominaciones a los Premios Emmy.

Además de mundialmente conocido, 'El Hormiguero' es también uno de los espacios más rentables. Tienen «lista de espera de anunciantes» y ahí van un par de datos que ilustran la magnitud del negocio: en 2012, pese a la caída en torno al 20% de los ingresos publicitarios, 'El Hormiguero' facturó 4,5 millones de euros solo en menciones publicitarias hechas dentro del programa y otro millón en patrocinios, «lo que supone más del 15% de todo lo ingresado en estos conceptos por todos los canales del grupo». A sumar los anuncios que meten en los cortes publicitarios -en 2012 Atresmedia Televisión facturó más de 700 millones de euros, aunque el beneficio quedó reducido a solo 40 millones-.

Más de cien marcas se han anunciado el último año en el show de Pablo Motos, que en 2011, cuando todavía estaba en Cuatro, tenía uno de los cachés más altos de la televisión: 2.900 euros por anuncio dentro del programa, cifras parecidas a las de otras grandes estrellas como Ana Rosa Quintana o Jesús Vázquez. Y a este último ha dado el relevo Motos como imagen de marca de una compañía telefónica. «'El Hormiguero' tiene una capacidad comercial muy potente y encima da imagen y notoriedad», se felicitan en Antena 3.

El artífice de este pequeño imperio es el propio Pablo Motos (Requena, Valencia, 1965), un niño grande que antes que estrella de televisión estudió electricidad en la FP y trabajó como pinchadiscos y dando clases de guitarra «a gente pija». La casualidad le llevó a la radio, donde colaboró con Julia Otero y presentó 'Protagonistas Valencia'. En 2006 montó una productora con Jorge Salvador y vendió a Cuatro 'El Hormiguero'. Se inventó a Trancas y Barrancas, dos hormigas deslenguadas, para que pudieran decir lo que él no se atrevía -«Trancas le preguntó a Ferran Adrià si había probado carne humana»- y en septiembre de 2012 amplió la familia de insectos con Petancas. La hormiga gordita es la prima de Trancas y a las dos les pone voz Juan Ibáñez, el hermano de Pablo Ibáñez, 'El hombre de negro'. «Hice una fiesta de inauguración para promocionar un portal de cómics que había creado y se me ocurrió que mi hermano, que toca el bajo y canta en el grupo 'El hombre linterna', hiciera versiones de canciones de dibujos animados. A la fiesta vino Pablo y me dijo: 'Quiero que trabajes para mí'. 'Vale, pero ¿de qué?'. 'Todavía no lo sé'». Días después Motos le contrataba para el equipo de físicos y químicos que lleva la sección de ciencia en el programa, aunque él estudió Empresariales.

«Yo no salía en pantalla, pero un día Boris Izaguirre se quemó un poco el pelo con uno de los experimentos y decidimos que desde entonces estuviera en el plató por si ocurría algo». A la gente le gustó aquel tipo de aspecto siniestro y cara de pocas bromas y Motos lo convirtió en personaje fijo. «Los amigos me llamaban ya 'El hombre de negro' porque siempre visto así y luego mi hermano y Damián Mollá (Barrancas) empezaron a inventarse frases. Mi favorita es: 'El hombre de negro se mete entre José Tomas y el toro'».

Pan Bimbo y té

Y algún miura ya han tenido que torear. Porque Jesse Eisenberg, el protagonista de 'La Red Social', salió de allí echando pestes. «El show está diseñado para humillar al invitado americano. El público se ríe y cuando te llega la traducción te das cuenta de que se están riendo de ti», contó después. Aunque la polémica gorda fue la de Dani Martín, que se prestó a que le guillotinaran a modo de broma, pero quedó tan real que tuvieron que salir a disculparse.

Al margen de bromas pesadas y excentricidades -«el cómico Rob Schneider llegó en taxi con una bolsa del 'Día' con pan Bimbo, jamón york y té para cenar»-, los invitados se lo pasan en grande. «No van a pillarte, no es una encerrona», asegura Lourdes Maldonado, presentadora de las noticias de Antena 3 y una de las 700 'celebrities' que han pasado por 'El Hormiguero' desde que se colara en la parrilla, el 24 de septiembre de 2006. La cantante Carly Rae Jepsen amadrinó anoche la edición mil.

A ella también le va a pedir Pablo Ibáñez un recuerdo, una mueca para su colección de retratos. «Will Smith se tiró de las orejas hacia afuera y Mel Gibson puso un ojo para dentro. A Jennifer Aniston no la pude pillar porque vino con mucha prisa». Entre los 'caretos' de los VIPs, una foto de Justin Bieber apuntando con una pistola a Pablo. «Cuando publicaba en Twitter fotos con Bieber había gente que se metía conmigo. Así que la última vez que vino al programa le pedí que hiciera como que me apuntaba con una pistola para que yo pudiera poner en Twitter que me sacaba fotos con él porque me obligaba. ¡Y accedió!». Y es que por un plato de ibéricos se hace cualquier cosa...