Cesc, uno de los señalados. / Afp
FÚTBOL

El Barça busca un ‘plan B’ en su desván

Deslumbrado por las gestas de Messi, ha descuidado su disciplina táctica y ha olvidado otras formas de atacar hasta el punto de que Villa aparece ahora como la solución y el acaparador de una injusta presión

BARCELONA Actualizado: Guardar
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La ‘Messidependencia’ ha pasado de ser un bendito problema a un maldito castigo en el Barça, víctima en un mes de febrero negro de la falta de un ‘plan B’. Desde que Pep Guardiola y Tito Vilanova cogieron las riendas del primer equipo en aquel verano de 2008, la progresiva apuesta del cuerpo técnico azulgrana por explotar el potencial goleador del argentino ha sido un acierto total. Sin un ariete de referencia y con el ‘10’ jugando de ‘9 mentiroso’ o ‘falso 9’, que de engañar al rival va la cosa, el Barça ha hecho historia por su fútbol y por sus títulos, mientras que Messi, en una simbiosis perfecta, ha destrozado récords individuales y conquistado cuatro Balones de Oro consecutivos. Pero mientras los rivales más fuertes, como Milan y Madrid en estas dos últimas semanas, han ido perfeccionando el sistema táctico para frenar al crack mundial, el equipo culé ha ido descuidando el estudio de otras alternativas de juego para contrarrestar las esperadas réplicas.

Aunque parezca un contrasentido, el Barça se ha debilitado como conjunto al mismo ritmo que Messi ha crecido como icono interplanetario individual. Casi siempre ha bastado para seguir sumando alegrías, pero en 2012 ya solo se añadió una Copa al palmarés azulgrana y en solo un mes de 2013 la entidad ha dicho adiós a la Copa, se le ha puesto muy complicado seguir en la Liga de Campeones y hasta se puede oscurecer su brillante Liga.

Eto’o, Henry e Ibrahimovic, goleadores que garantizaban otras alternativas para atacar, desaparecieron para limpiar el camino a Messi, quien no es el malo de la película, solo un talento natural que necesitaba más espacio a juicio de Pep Guardiola. Ese complemento sigue existiendo en la plantilla: David Villa. Lo demostró durante la temporada 2010-11 que concluyó firmando la sentencia ante el Manchester United en Wembley. Pero la dirección deportiva que encabeza Andoni Zubizarreta no reaccionó con reflejos a su grave lesión de tibia que le apartó ocho meses de los terrenos de juego, con secuelas físicas y de confianza que se han prolongado en los primeros meses de este curso. Tito Vilanova y Jordi Roura tampoco le han dado al ‘Guaje’ el empujón anímico que necesitaba y necesitará ahora que todo el mundo le ve como la solución para remontar al Milan. La presión debería ser para otros.

La llegada de Alexis y Cesc en el verano de 2011 ha supuesto un lastre deportivo, por su rigidez táctica, y económico, por lo que costaron. El chileno, anunciado como goleador porque había marcado 11 tantos en el Udinese, se ha hundido moralmente tras ir de más a menos en su primer año y de menos a nada en el segundo. Y el catalán no puede jugar de ‘falso 9’ como tanto le gusta en la selección porque esa es la zona de Messi y acaba actuando de interior desplazando a la izquierda al mejor azulgrana posible en la zona de creación: Iniesta.

Lo de Cesc es de nota porque todo el mundo alabó por inercia el regreso al club de un canterano como aval de un ADN azulgrana (el estilo, el toque, la pausa, el criterio…) que está claro que perdió en sus ocho años en el Arsenal. Tácticamente confuso, de dudoso sacrificio en la presión y demasiado directo e impreciso, solo su innegable calidad puntual le ha permitido mantenerse en el once. Pero es el primer candidato a chupar banquillo tras los últimos resultados.

Cesc, un problema

Los que conocen a Pep Guardiola de forma más íntima no esconden que detrás del desgaste que esgrimió como argumento para su adiós también está la consciencia de que se había equivocado con los fichajes de Alexis y Cesc, especialmente el de este último porque en poco tiempo tuvo peso en el vestuario. Lo acabó sentando, pero comprobando que no era un buen suplente. Tito Vilanova, quien lo tuvo como cadete, quizás su valedor ante Guardiola, lo recuperó para la titularidad esta temporada. Hasta ahora…

Nadie discute el fútbol de posesión azulgrana. El toque es sagrado. Y cuando se habla de un ‘plan B0 no se trata de reclamar un ‘9’ grande a quien colgar balones. Eso ya se ha demostrado que al Barça no le da resultado porque arietes así se acaban convirtiendo más en un tercer central que en una solución. Por eso no se hizo un esfuerzo para fichar a Fernando Llorente, aunque estuvo en la agenda. Pero sí es necesaria una segunda amenaza real para inquietar a los rivales. Pedro se desgasta tanto en la presión al rival que ha perdido la chispa ofensiva. Todo indica que llega la hora de Villa, aunque el ‘Guaje’, como Messi y Pedro, no tendrán oportunidades si no vuelve a haber fluidez en la circulación de balón y si no se recupera la intensidad y la sincronización en la presión al rival en campo contrario. Pero esa es otra historia, el lado oculto de la excelencia táctica que alcanzó un equipo que cuando se desvía solo unos centímetros del camino, se pierde del todo. Defender en campo contrario es un riesgo mayúsculo si no se hace con fe, físico y compenetración, tres virtudes que el Barça no tuvo en el clásico de Copa y que intentará recuperar el sábado en el clásico de Liga en el Bernabéu. Si no lo hace, un segundo mazazo en cinco días podría hacer muchísimo daño.