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De Gea frena al Madrid

El guardameta hizo el partido de su vida ante un campeón español al que le faltó contundencia en las dos áreas

MADRID Actualizado: Guardar
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Intenso, vibrante, enorme partido en el Bernabéu entre dos colosos. No fue una maravilla en cuanto a juego y detalles técnicos o tácticos, pero sí por ritmo, emoción y ocasiones. Se mereció mucho más a los puntos el Madrid, pero se encontró con un De Gea descomunal. Completó la noche soñada el madrileño. Realizó hasta ocho grandes paradas, portentosas de reflejos. Solo le superó un cabezazo prodigioso de Cristiano que representó el empate. Lo intentó siempre el astro portugués, pero ha tenido noches mejores. Ferguson lo conocía bien y supo como frenarlo a base de ayudas. Tampoco las estrellas del United volverán muy felices a las Islas. El resultado es bueno para ellos pero erraron un par de ocasiones clamorosas, de esas que son gol o gol. Welbeck, muy por encima de Van Persie y del desaparecido Rooney, trajo siempre en jaque a la zaga local, algo dubitativa y desajustada, sobre todo en la maldita defensa de la estrategia.

Coincidieron los expertos en la teoría de que la mejor versión del Manchester United equivale a un Madrid mediano. Y añadieron que si los de Mourinho alcanzaban un nivel similar al del curso pasado, los 'diablos rojos' podrían regresar a 'Old Trafford' sometidos y quemados. El problema reside en que a doble partido mandan los detalles, las circunstancias, la concentración, el puntito de suerte que adorna a los campeones. En un partido a 180 minutos, es básico no regalar nada. Es una verdad de perogrullo pero el Madrid volvió a caer en una pésima defensa de un balón parado que le complica la supervivencia.

A Mourinho no le dio un ataque de entrenador, ni se puso a experimentar con triángulos de presión alta o laterales reconvertidos. Essien compareció en la previa pero se quedó en el banquillo y jugaron los mejores. Pepe, pese a su experiencia, contundencia y viejas cuitas pendientes con ese Rooney que le llamó «idiota», también fue suplente. Acaba de salir de una larga lesión y Varane, pese a su inexperiencia, hizo méritos sobrados para ser titular. Benzema también le ganó la batalla por el puesto a Higuaín, aunque esta decisión es más discutible porque el francés es demasiado frío. Duró una hora en el campo y apenas aportó. Corre horchata por sus venas y estos grandes duelos exigen sangre caliente.

Huracán blanco

El Madrid salió como un huracán, dispuesto a arrasar a un rival desacostumbrado a rivales de este fuste en la 'Premier'. En diez minutos, remató más a puerta que en muchos partidos. No había temple, ni pausa, ni control, pero los locales encadenaban ataques. Fútbol directo, balones largos y lanzamientos para probar a De Gea. El joven portero dudó en las salidas, su punto débil de siempre, pero estuvo espléndido en todo lo demás. Sobre todo, sacó una mano milagrosa a disparo con la derecha de Coentrao, muy por encima toda la noche de su nivel habitual. La rozó lo justo el exatlético, lo suficiente para que la pelota se estrellara en el poste.

Sufrían los ingleses y se desesperaba Rooney, que no la olía. Pero cuando se asomaban, generaban cierta inquietud. Llegó un córner que no lo fue, ya que el japonés Kagawa fue el último en tocar el balón, y el gol de Welbeck. Ganó a Sergio Ramos, más preocupado de meterle el brazo que de saltar con él, y al portero. Menos mal que minutos después Diego salvó de forma milagrosa ante el propio Welbeck.

Con 0-1, al Madrid se le presentaba un problema muy serio. Tenía que arriesgar pero, si se volvía loco, el United podría solventar la eliminatoria. Es un equipo acostumbrado a vivir de los errores rivales. Había que lanzar una ofensiva brutal, pero sin descuidar la retaguardia. Cristiano salió al rescate. Avisó en un zurdazo tras el rechazo de un golpe franco y luego firmó un cabezazo antológico que recordó al de la final copera de Mestalla ante el Barça. Centró pasado y muy tocado Di María y salto del atleta de Madeira, que luego se suspendió en el aire y marcó los tiempos a lo Santillana. Evra, ni le incomodó. Cristiano, respetuoso con sus ex, les pidió disculpas por su gol.

De cara a la segunda mitad, la gran incógnita por despejar era saber si al Madrid le aguantaría el físico. El desgaste de todos sus jugadores era enorme y no es un equipo que sepa manejarse desde la pausa. Es la antítesis del Barça. Los de 'Mou' siempre se encontraron con una mano o un pie de De Gea, el guardián de los 'diablos'. Le sacó un balón inverosímil a Coentrao, que había rematado en semifallo. Se defendían los ingleses como gato panza arriba, pero hallaban espacios preciosos en campo rival. Van Persie tuvo la eliminatoria. Primero evitaron el gol Diego López y el larguero y, después, tras un desajuste imperdonable, la pegó al aire. Salió Giggs, ovacionado a sus 39 años. Y a ocho minutos del final, se fue Xabi y entró Pepe. El pubis de Alonso no aguantaba más pero ahí a 'Mou' le pudo más el pánico a perder que el deseo de ganar.