ANÁLISIS

Sorpresas que da la vida

Netanyahu, favorito hasta aburrir, ha tenido un mal resultado y no es seguro que pueda seguir al frente del gobierno salvo que todo el campo conservador, sin una deserción, laicos y religiosos, apoye su investidura

MADRID Actualizado: Guardar
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Como si los ciudadanos israelíes hubieran atendido la advertencia atribuida al presidente Obama hace unos días (“Netanyahu no comprende los reales intereses de Israel”) muchos que no pensaban votar lo hicieron, se produjo una muy alta participación… y la universal previsión sobre los resultados se cayó: Netanyahu, favorito hasta aburrir, ha tenido un mal resultado y no es seguro que pueda seguir al frente del gobierno… salvo que todo el campo conservador, sin una deserción, laicos y religiosos, apoye su investidura.

La alianza de su partido, Likud, con el radical de derecha “Israel Beiteinu”, que por separado ahora tienen 42 diputados y que debía ser la fuerza hegemónica, se ha quedado en 31, un partido nuevo, “Yesh Atid” (“Hay futuro”) animado por un periodista estrella de la TV, Yosi Lapid, obtiene nada menos que 19, los laboristas de Shelly Yachimovich ganan 17, “Hatnuah” (“movimiento”) de la ex- ministra de Exteriores Tzipi Livni, tendrá siete, la izquierda clásica, Meretz, se recupera y obtiene siete y las Listas árabes, nueve.

En la orilla de la derecha más nacionalista y más hostil a las concesiones a los palestinos se ha confirmado el auge de “Habayit Hayehudi” (“casa judía”) del millonario Naftali Bennett, oriundo de los Estados Unido, que sube de tres a doce escaños, el Shas (religioso sefardí obtiene 12 y de ahí hacia abajo un resto que pondría sus efectivos a disposición del proyecto inicial de “Likud-Israel Beiteinu”.

Teorías varias

¿Cómo es posible un fiasco tal en las encuestas en un país donde son frecuentes, solventes y con frecuencia exactas? En primer lugar el incremento del voto, que se fue viendo a medida que transcurrían las horas, sugirió abiertamente que perjudicaría al gobierno saliente y el diseño de Netanyahu, cuyos votantes estaban más seguros y determinados a concurrir.

En segundo lugar, y algo se transpiraba en los reportajes de las televisiones, la jornada pareció convertirse en una especie de “último día de la campaña” en un país habituado a la discusión política permanente y algo así como un rumor de exhortaciones de boca a oreja se abría paso a primera hora de la tarde. Ciertos medios no vacilaron en decir que la participación inesperadamente elevada preocupaba al Likud y Netanyahu en persona exhortó vía Facebook a votar.

Hay que considerar, en fin, la influencia que haya podido tener en la sociedad la reiterada – aunque prudentemente expresada – crítica de la política palestina de Netanyahu no solo en Washington sino en otras latitudes. En plena votación, el ministro británico de Exteriores, William Hague, no vacilaba en decir que Israel, con su política de colonización arruinaba toda posibilidad de arreglo pactado y que su aislamiento internacional no cesa de crecer…

¿Un ataque de sentido común?

Los comentarios atribuidos a Obama en una conversación con un influyente periodista judío-americano, Jeffrrey Goldberg (del grupo Bloomberg) irritaron mucho a Netanyahu, quien declaró que “en Israel saben bien cómo defender sus intereses y su gobierno se basta” (…) Pero si el eventual gobierno israelí – el que sea – recupera el proceso negociador desde el consenso internacionalmente aceptado (la resolución 242 del Consejo de Seguridad y las fronteras del 67) habrá recuperado al tiempo el sentido común.

Se atribuye a Simon Peres, jefe del Estado y el más viejo dirigente sionista en activo, que “el mayor de los pecados que puede cometer un primer ministro israelí es… indisponerse con Washington”. Netanyahu lo había hecho y la frialdad de su relación personal con Obama traducía algo peor: un desencuentro total.

Los norteamericanos están ejecutando una maniobra político-diplomática de alcance histórico: recuperar al mundo árabe-islámico, una asignatura pendiente. Necesitan sin excusa un arreglo moral y políticamente aceptable de la cuestión palestina… y si no lo hay y Netanyahu sigue será verdad la profecía de Meir Dagan, nada menos que ex-director del Mossad: “Israel está dejando de ser un socio de los norteamericanos para ser… una carga”.