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Todos quieren cantar para Obama

Alicia Keys, Katy Perry o Stevie Wonder acompañarán al presidente en su investidura

MADRID Actualizado: Guardar
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Al hombre más poderoso del mundo, según dictaminó a comienzos del pasado mes de diciembre la revista 'Forbes', o la persona del año, de acuerdo con el veredicto de 'Time' de hace unas semanas, le basta con descolgar el teléfono para tener a su servicio a una pléyade de estrellas que para sí quisieran los más prestigiosos festivales. Aunque en este caso ni siquiera tiene que coger el auricular, pues otros se encargan de hacerlo por él.

El Comité de Investidura Presidencial, liderado por Steve Kerrigan, ha reclutado a algunos de los artistas más exitosos de los últimos años para que actúen en los actos que se celebrarán en Washington el próximo 21 de enero, día en que Barack Obama volverá a jurar ante el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, el cargo de presidente de los Estados Unidos. Alicia Keys, quien hace un par de meses estrenaba su último disco, 'Girl on Fire'; Katy Perry, que ya se puso al servicio del mandatario mientras este libraba su batalla electoral con el republicano Mitt Romney participando, por ejemplo, en un acto electoral en el que, enfundada en un sugerente vestido azul con la palabra 'Forward' -el lema de la campaña- que aprisionaba sus curvas, animó a los estadounidenses a renovar su confianza en el demócrata, y que también ofreció un concierto previo a un mitin del candidato en Las Vegas ataviada con un traje blanco que simulaba una papeleta electoral; o Stevie Wonder, que estuvo junto a Obama en Ohio el día antes de los comicios, son algunos de los cantantes que prestarán sus voces a las celebraciones que tendrán lugar en la capital estadounidense.

En ellas participarán también el rapero Usher, el veterano Smokey Robinson, el múltiple ganador del premio Grammy John Legend, el puertorriqueño Marc Anthony o la texana Kelly Clarkson, que saltó a la fama gracias a su participación en 'American Idol'.

Pero el papel más codiciado recaerá sobre Beyoncé Knowles, quien se encargará de entonar el 'The Star-Spangled Banner', el himno nacional estadounidense, después de haber interpretado hace cuatro años el 'At Last', de Etta James en una de las fiestas organizadas para celebrar la llegada al Despacho Oval del primer presidente negro de la historia de Estados Unidos. La cantante de 'Crazy in Love', que se reencontrará el próximo 3 de febrero con Kelly Rowland y Michelle Williams, sus antiguas compañeras de Destiny's Child, junto a las que actuará en el descanso de la XLVII edición de la Super Bowl, es una de las más firmes defensoras con que cuenta Barack Obama dentro de la industria del entretenimiento desde que este saltase a la primera línea de la política. Junto a su marido, Jay-Z, fue un baluarte financiero de su última campaña y siempre ha prodigado elogios hacia el mandatario, cuyo triunfo en 2008 le hizo llorar de felicidad, según se encargó de confesar en su día.

Una rica tradición

Las dos galas que tendrán lugar el 21 de enero en el centro de convenciones Walter E. Washington de la capital se inscriben en la larga tradición de bailes con la participación de destacadas estrellas de la música organizados con motivo de los actos de investidura de los distintos inquilinos del Despacho Oval.

En enero de 2009, Barack y Michelle Obama abrían al ritmo de 'At Last' el primero de los diez bailes que coronaron una jornada histórica. Con un impecable esmoquin, él, y un precioso vestido color marfil diseñado por Jason Wu, ella, el matrimonio se movió al ritmo de Beyoncé por un lugar al que se acercaron Sting, Alicia Keys, Mariah Carey o Mary J. Blige, entre otros.

En 2001, George W. Bush inauguraba su primer mandato con un concierto frente al Lincoln Memorial en el que participaron músicos como Ricky Martin, Andrew Lloyd Weber o Charlotte Church. Ocho años antes, en el mismo escenario, Bill Clinton hacía lo propio rodeado de mitos como Aretha Franklin, Bob Dylan o Tony Bennett. Son los últimos ejemplos de un ritual instituido por Dolley Madison, esposa del presidente James Madison, en 1809, que nadie se quiere perder. La lista, en el caso de la nueva toma de posesión de Obama, engordará en los próximos días pese al carácter más moderado de las celebraciones a que obliga la delicada situación económica.