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El tricampeonato se resiste

Fernando Alonso se quedó a un suspiro de culminar una temporada perfecta y cumplir el objetivo que persigue desde que comenzó su carrera en la Fórmula 1

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Le llaman héroe, mito, leyenda, y sobre todo ‘Magic’ por intentar darle esa ínfula de gloria que se llevó Ayrton Senna aquel fatídico mayo de 1994. Pongan el apelativo que les apetezca al lado del nombre de Fernando Alonso, porque después de cuajar una campaña como la que acaba de poner su final posiblemente haría justicia para describir lo que ha logrado esta temporada el mejor piloto español de todos los tiempos. Alonso no es tricampeón del mundo de Fórmula 1, pese a todo. Contra viento y marea peleó para intentar cumplir una cábala que hubiera llevado al éxtasis a los aficionados de la poética en el deporte. De haber logrado el título este domingo, habría sido con la misma edad con la que Michael Schumacher, retirado definitivamente este domingo, ganó su tercer título, primero con Ferrari. La misma edad con la que el siempre recordado Ayrton Senna culminó su éxito, truncado por la fatalidad.

La cara enjuta y tensa con la que Fernando Alonso digirió la derrota hablaba por sí sola. No podía ni debía evitarlo. Este ha sido, sin lugar a dudas, su campeonato más luchado. No tenía el mejor coche. No tenía el mejor equipo para apoyarle. Pero sí tuvo una virtud que solo está al alcance de unos pocos elegidos: constancia. No necesita el mejor coche, corría el riesgo de confiarse en extremo a la mecánica. Tampoco era imprescindible tener el mejor equipo a sus espaldas, Alonso es el ‘factor X’ en cualquier escudería. ¿Confianza? Más que él no sabe nadie hasta dónde puede llegar. Su camino hasta lo más alto estuvo regado de problemas, baches, piedras... Y una a una, las ha sabido solventar... aunque no fue suficiente.

Ganar cuando nadie lo espera

Australia 2012. Las miradas en el box de Ferrari lo decían todo. “Otra vez no, por favor”, parecían lamentarse, cabizbajos, los ingenieros de la Scuderia. El F2012 se presentó en la primera carrera de la temporada como un monoplaza menor, sin opción siquiera para luchar por el podio. El quinto puesto era, para resignada desgracia de Alonso, lo mejor a lo que podía aspirar. Sin embargo, en Malasia todo cambió. La lluvia, una conducción genial y un fin de semana prácticamente redondo les dieron la victoria.

Salir de la ronda ‘pre Europea’ con las cuatro carreras en los puntos -una de ellas en lo más alto del podio- era un logro que muy pocos pensaban que iba a conseguir. Podio en Montmeló, ante su afición, por detrás del irredento Maldonado. Podio en Mónaco, quinto en Canadá... y Valencia. La mejor victoria de su vida, según sus propias palabras. El día que se vació por dentro para darlo todo en la pista. El Gran Premio en el que, de manera oficial, presentó su candidatura al campeonato. Alonso miró al público ese día, con las mejillas mojadas por las lágrimas y supo que no podía fallar. Otra vez no.

El mérito de Alonso vino de la mano del buen trabajo de Ferrari. Después de pifiar el diseño del F2012 y poner mil y un excusas para ello, Pat Fry se puso manos a la obra y, gracias en parte a los test de media temporada en Mugello, revolucionó el monoplaza hasta colocarlo como una de las puntas de lanza. Después de ganar desde muy atrás, como ocurriera en Valencia, Gran Bretaña y Alemania vivieron dos plácidas carreras para el español: un segundo y una victoria. De Hockenheim Alonso salió con el liderato en la mano y la friolera de 44 puntos sobre el que luego se convertiría en su principal enemigo. Quién iba a pensar que Sebastian Vettel iba a salvar esta diferencia y le iba a levantar el título sólo unos meses después.

Los abandonos y la remontada

El parón veraniego supuso un cambio radical para los planteamientos de Alonso. Ya no hacía falta atacar, ahora solo defender. Pirelli, que había revolucionado el inicio de la temporada, cedió a las presiones de los equipos para no ‘desvirtuar’ tanto las carreras con compuestos de neumáticos tan inestables, y decidió apostar por una estrategia más conservadora. Así, las gomas no fueron tan importantes en este último sector de la temporada. Mientras, Red Bull había acabado con sus problemas. Después de pasar una primera mitad de campaña llena de sufrimiento y con más dudas que certezas, comenzaron a llegar los resultados... aunque con el fantasma del alternador -que dejó fuera a Vettel en Valencia, precisamente- muy presente.

Fue en ese momento cuando Alonso falló, y no por culpa suya. En la salida del Gran Premio de Bélgica, un exacerbado Romain Grosjean se llevó por delante a Lewis Hamilton y al propio Fernando Alonso. Justo cuando más altas estaban las expectativas para el español, en uno de sus circuitos predilectos y donde iba a igualar el récord de 24 carreras puntuando, que aún sostiene Michael Schumacher. Vettel acabó segundo esa carrera, y Alonso se quedó a cero por primera vez en la campaña. El alternador volvió a jugarle una mala pasada a Vettel en Monza, pero fue la última vez que falló. Desde ese momento hasta el Gran Premio de Brasil, el alemán no falló, lo que unido a otro cero de Alonso en Japón -esta vez por un toque con el otro Lotus, el de Raikkönen- le puso a tiro el título.

Sin embargo, Alonso no se rindió. Nunca. Ni siquiera cuando vio llegar a Vettel tercero desde el pit lane de Abu Dabi. La fortaleza mental del samurái, la figura idílica en la que se ha querido convertir ‘el Cid’ Alonso, ha sido el elemento diferencial. Todo se decidió en la última carrera, a la que Alonso llegó con 13 puntos de desventaja. Todo se decidió a unos pocos kilómetros donde se sitúa la estatua de Ayrton Senna. No podía ser de otra manera.

2013: el reinicio del sueño

Toca una pretemporada complicada. Fernando Alonso tendrá que tragarse el amargo final de este 2012, como en 2010, e intentar sacar fuerzas de flaqueza para volver a ser el piloto a batir, o eso dicen prácticamente todos sus rivales. Incluso desde Red Bull siempre han puesto a Alonso un piso por encima del resto. Sebastian Vettel volverá a lucir el número 1 que se llevó por solo tres puntos en la última carrera de una de las temporadas más emocionantes que se recuerdan.

Y Alonso volverá a repetir el objetivo: batir a Vettel, levantar el título y cumplir con el sueño de proclamarse tres veces campeón del mundo de Fórmula 1. En Ferrari tienen mucho que pensar, cambiar y reflexionar. Alonso ha mantenido un nivel tan alto esta campaña que no tiene por qué sentirse defraudado con su trabajo. Sus jefes, quizá, no puedan decir lo mismo.