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El cambio climático acabó con los mayas

Una investigación dirigida por el profesor Dug Kennett y publicado en 'Science' responsabiliza a la sequía del colapso de la civilización

MADRID Actualizado: Guardar
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La fascinación por los mayas no tiene fin. Una admiración justificada por su capacidad tecnológica y arquitectónica para levantar grandes ciudades que llegaron a dar cobijo a 100.000 personas. Unas urbes con espectaculares pirámides y acrópolis que servían como centros espirituales y rituales. Y es que la civilización mesoamericana fue capaz de desarrollar hace 1.500 años las infraestructuras necesarias para mantener durante cientos de años una sociedad tremendamente compleja. Sin embargo, y de forma repentina, a finales del siglo IX estas ciudades fueron abandonadas e invadidas por la selva. ¿Cómo se extinguieron los mayas?

Los historiadores manejan varias hipótesis. Desde las guerras fratricidas y la posterior sublevación de una población hastiada por los abusos de sus gobernantes, a la hambruna provocada por una acusada sequía, hasta una combinación de todas. Ahora, un estudio encabezado por el profesor de la Universidad de Pennsylvania, Dug Kennett, señala como principal responsable al cambio climático. El trabajo titulado 'Developmen and Disintegration of Maya Political Systems in Response to Climate Change' (Desarrollo y desintegración de los sistemas políticos mayas en respuesta al cambio climático) ha sido publicado en el último número de la revista 'Science'. La novedad de este estudio no está en la conclusión -ya apuntada por otros expertos anteriormente- sino en la técnica de investigación utilizada.

Y es que los autores del trabajo midieron la composición de los isótopos de oxígeno en las estalagmitas de la cueva Yok Balum en Belice. Los isótopos viajan con la lluvia y están incorporados en el crecimiento de las estalagmitas. De esta forma se puede calcular la cantidad de precipitación que hubo en un momento concreto de la historia. El equipo de Kennet comprobó que existió un periodo de fuertes lluvias que permitió la expansión de los mayas, seguido de una gran sequía que propició su colapso.

"Los registros arqueológicos sobre los mayas proporcionan una oportunidad para examinar los efectos a largo plazo del cambio climático para el desarrollo y la desintegración de un sistema sociopolítico complejo como el nuestro", explica Kennet. Las estalagmitas de Yok Balum son importantes porque crecieron ininterrumpidamente desde hace 2.000 años, lo que abarca todo el periodo maya. Además, están muy poco contaminadas, es decir, están formadas por carbonato puro y muy poco detritus lo que permite fecharlas de forma precisa. El análisis de estos isótopos de oxígeno ha permitido descubrir dos grandes periodos de sequía y otro de fuertes precipitaciones.

Entre los años 440 y 660 las lluvias eran abundantes y constantes, lo que permitió la expansión de la población maya por regiones carentes de ríos o lagos y, por tanto, muy vulnerables a una disminución de las precipitaciones. La primera gran sequía se produjo entre los años 660 y 900. La segunda entre los años 1010 y 1100. "La ausencia de lluvia provocó una degradación ambiental, la erosión y la deforestación. También contribuyó a la fragmentación definitiva de los sistemas políticos mayas", asegura Kennet.