situación crítica en el país

La ONU alerta de que apenas hay lugares seguros en Siria

La Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios denuncia que los civiles "están soportando el peso de la violencia"

EL CAIRO Actualizado: Guardar
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A medida que la violencia aumenta en Siria, donde persisten sin tregua los combates entre las fuerzas leales al Gobierno y los rebeldes, se reducen los lugares en los que la población puede encontrar refugio, ya que han sido destruidos "incontables" viviendas y hospitales.

La denuncia, planteada por la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU, hace hincapié en la complicada situación en que se encuentran "hombres, mujeres y niños" ajenos al conflicto político y social que vive su país desde marzo del año pasado. Los civiles "están soportando el peso de la violencia", según la OCHA, que ha advertido en un informe de que multitud de personas "han muerto en sus casas o en las calles mientras buscaban comida y otros suministros o intentaban evacuar a los heridos".

Los combates han "destruido" todo tipo de infraestructuras esenciales en Siria y "los bloqueos y toques de queda impuestos en ciudades como Homs, Hama, Deraa e Idlib han impedido que la población obtenga agua, comida y suministros médicos". La OCHA ha detectado un incremento en el número de controles militares, de barricadas y de carreteras cerradas.

Desde que comenzó el conflicto, hace casi 18 meses, más de 18.000 personas han muerto y, actualmente, unos 2,5 millones de personas necesitan asistencia de forma urgente. Pese a la tensa situación, unos 310.000 desplazados internos han recibido ayuda en las últimas tres semanas, periodo en el que el Programa Mundial de Alimentos ha repartido comida a 530.000 personas.

La presión también recae sobre las comunidades de refugiados que viven en Siria, como los 225.000 palestinos que residen en este país. Naciones Unidas calcula que más de 4.000 han cruzado la frontera hacia Líbano y Jordania, mientras que unos 30.000 iraquíes han vuelto a su país de origen desde mediados de julio.

Coche bomba en Damasco

La alerta de la ONU coincide con una nueva jornada de violencia en el país. Un coche bomba ha explotado hoy en el barrio damasceno de Yarmana y duros bombardeos han castigado la provincia septentrional de Alepo, el mismo día en que estaba prevista la llegada a Siria del nuevo presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer.

El atentado, el segundo con coche bomba perpetrado en Yarmana en una semana, ha causado al menos tres muertos y quince heridos, según fuentes médicas de la zona, aunque algunos grupos opositores han elevado la cifra de fallecidos a cinco. Las autoridades sirias han acusado a "terroristas", como denominan a la oposición armada, de esta nueva explosión en Yarmana, vecindario cuya población es mayoritariamente drusa y cristiana. Este distrito del sureste de la capital siria se ha mantenido leal al presidente, Bachar El-Asad, desde el inicio de la rebelión en marzo de 2011.

Yarmana ya ha sido, además, blanco de otros ataques, el más grave de ellos perpetrado el pasado 28 de agosto, día en que un coche bomba estalló durante la celebración de un funeral de dos supuestos partidarios del régimen y segó la vida de veinte personas. Los rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS) responsabilizaron del mismo a las fuerzas nacionales y acusó al Gobierno de involucrar a los rebeldes para atemorizar a las minorías que allí viven y conseguir su apoyo.

Además, los opositores han informado de que el barrio damasceno de Tishrin ha sido escenario de violentos combates entre fuerzas rebeldes y tropas gubernamentales, mientras que en la localidad de Al Qabun, en los alrededores de la capital, han fallecido al menos seis personas por disparos.

La provincia septentrional de Alepo ha sufrido, por su parte, intensos bombardeos, que han afectado principalmente a la localidad de Al Bab, donde según la oposición han muerto más de treinta personas, entre ellas varias mujeres y niños. El activista Abu Omar, residente en los suburbios de Alepo, ha explicado que el bombardeo de la aviación militar causó la destrucción de un edificio entero y que la búsqueda de víctimas continúa bajo los escombros. Los ataques de las fuerzas gubernamentales también han castigado el barrio de Al Maishar, en Alepo, donde los rebeldes han denunciado la muerte de al menos diez personas, entre ellas cuatro menores y tres mujeres.

Según los opositores, las tropas leales a El-Asad han lanzado , además, operaciones contra los feudos rebeldes del centro y sur del país, en concreto en la ciudad meridional de Tafas, en la provincia de Deraa. En esta última localidad, los habitantes han hallado los cadáveres de unas diez personas que de acuerdo con la oposición fueron ejecutadas sumariamente tras ser detenidas la víspera.

También han estallado enfrentamientos entre ambos bandos en la provincia costera de Latakia (noroeste), donde, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, han fallecido al menos ocho efectivos de las tropas del régimen y quince combatientes del ELS.

Una misión "casi imposible"

Ante la escalada de la violencia, el nuevo enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria, el argelino Lajdar Brahimi, ha calificado su misión de "casi imposible".

A esta labor ha hecho también alusión el ministro sirio de Información, Omran Zubi, quien ha dicho que el éxito de la mediación de Brahimi depende de que Catar, Arabia Saudí y Turquía cesen de inmediato los envíos de armas y de acoger a los "terroristas". En una rueda de prensa ofrecida en Damasco, Zubi ha señalado que estos países deben comprometerse públicamente con el plan diseñado por el exmediador para Siria Kofi Annan, de cuyo fracaso ha responsabilizado a los citados estados y a otros occidentales.

En la misma línea, ha vuelto a insistir en que "la conspiración contra Siria es muy clara" y ha alegado que hay operaciones que tienen el sello del Mosad (el espionaje israelí) y de aparatos de inteligencia occidentales.

Este panorama es el que se encuentra el nuevo presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que llega hoy a Siria para una visita de tres días. En su primer viaje al país desde que asumió el cargo a principios de julio, Maurer se reunirá con El-Asad y otros responsables del Gobierno sirio, según el CICR. Entre los asuntos más urgentes que abordará con las autoridades de Damasco está las dificultades que encuentran tanto sus colaboradores como los de la Media Luna Roja siria para ayudar a las víctimas de la violencia armada.