La Fashion Week arranca con un paseo por el siglo XVIII

En el madrileño jardín romántico de El Capricho, frente a la fachada del edificio principal que en su día albergase la finca de recreo de los Duques de Osuna en el siglo XVIII, más de doscientos años después de que la duquesa doña Josefa de Pimentel disfrutase de este espectacular paraje, DelPozo ha conseguido trasladar a sus casi 400 invitados a aquella lujosa época de la burguesía madrileña. Sentados en zig zag alrededor de una de las fuentes del parque, la firma mostró extraordinarios 'looks' que por momentos recordaban al 'savoir faire' del fallecido diseñador y en otros instantes transportaban a los presentes a aquellos maravillosos desfiles de Josep Font en París.

Con música en directo del quinteto The Chinese BridWatchers, el desfile arrancó con un conjunto de mono blanco y torera para acabar, también en blanco, con un sencillo traje de novia. El blanco, los rosas empolvados y los 'nudes' convivirán la próxima Primavera-Verano con los azules, los amarillos y los corales, según DelPozo. 'Looks' monocolor de tonos maquillaje, también en negro para la noche, con pequeños toques de vivos colores fueron algunas de las propuestas entre las que destacó, entre otras, un 'top' con minicapa en amarillo flúor. Minivestidos con superposiciones de flores y pantalones tobilleros de cintura alta son para DelPozo algunas de las claves de la próxima temporada primaveral.

Josep Font, director creativo de la firma, reinventa los clásicos jerseys de rombos entallándolos y cortándoles las mangas y los combina con faldas con los característicos volúmenes de la firma logrando un conjunto hiperfemenino y sofisticado. Espaldas al aire y 'shorts' de talle alto son otras de las propuestas que se pasearon por uno de los jardines del Romanticismo de Madrid más bellos de la ciudad. El entorno elegido, fuera del recinto 'oficial' de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, no hizo sino embellecer, aún más si fuera posible, una colección exquisita con bordados a mano, nidos de abeja, 'patchwork', inserciones de encaje, fruncidos y jaretas para recordar que la artesanía sigue estando viva en la moda 'made in Spain'.

Túnicas tan de Jesús del Pozo pasadas por el tamiz de Josep Font que a veces a uno le parecía haber perdido la noción del tiempo y de espacio. Tejidos como el organdí, el crepe, la organza o el lino adquieren formas propias del oragami japonés convirtiendo una minifalda en una auténtica obra de arte. La ligereza, característica del trabajo de Jesús del Pozo, se mantiene en otras prendas de tul de seda y gasa. Diferentes estampados de flores, un pequeño guiño al mantón español y bordados de pedrería con Swarovski combinados con cobrizos y dorados, a juego con unos altísimos zapatos que jugaron alguna que otra mala pasada a alguna modelo. Muchas caras conocidas, entre ellas la del futbolista Aitor Ocio, el periodista Iñaki Gabilondo o los actores Leticia Dolera y Pablo Rivero. Se echó de menos al artífice de la obra maestra. Josep Font no quiso protagonizar ni el saludo final.