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Las mujeres de Mad Men

Para las tres protagonistas femeninas de la exitosa serie norteamericana la sensualidad y la inteligencia son valores en alza

MADRID Actualizado: Guardar
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Perfecta... y desgraciada: Betty Draper (January Jones)

Exquisita, dulce y bellísima. Betty es la mujer perfecta, su estilo es impecable, practica equitación... Es ideal para enseñar en una cena de negocios y para ser la esposa de alguien como Don Draper. Entra en su cocina y parece una pieza más de aquella decoración de los hogares de los 60. Vaya por delante que en realidad solo se acerca a los fogones a fumar y a hablar por teléfono (ya guisa la asistenta). Pero su vida, sobre todo la que transcurre entre las sábanas de su cama matrimonial, se aleja mucho de lo que ella soñó y aún sueña. Betty es una mujer inteligente y está aburrida. Y eso es el acicate perfecto para lo que vendrá después. Demostrará que puede ser fría y calculadora cuando decide hacer daño. Que nadie se deje engañar por esa cara de ángel: ni el matrimonio ni la belleza son eternos.

Armas de mujer: Joan Harris (Christina Hendricks)

Curvas y movimiento. Joan, la jefa de las secretarias de Sterling Cooper sabe dónde reside su poder y lo usa. Pone morritos, se contonea, saca pecho y abre puertas hasta entonces infranqueables para una chica. Su ambición profesional le deparará tantos vaivenes como su exuberante sensualidad. Hoy dirían los sociólogos de la London School of Economics que ha invertido en su capital erótico y lo explota. Pero es una chica de los 60 que tiene que sobrevivir en un mundo masculino y misógino.Tiene el mejor escote de la oficina pero, además, domina su profesión. Todos, ellas y ellos, saben que sus secretos y sus consejos valen oro. Solo ella se permite jugar, en las distancias cortas, con información estratégica. Contundente, fría y determinada, despide sin que se le mueva un músculo ni se le corra el pintalabios rojo, muy rojo.

Working girl: Peggy Olson (Elisabeth Moss)

Necesitaba hacerse notar en la agencia, pero sus escotes no competían con los de Joan y tampoco bebía whisky en las reuniones de trabajo. La clave se la dio una cliente/amante de su jefe, Don Draper: "Si quieres ocupar el despacho de la izquierda, debes empezar a actuar como la mujer que quieres ser. Trata a Don como a un igual". Horas después en la oficina, Peggy recibe otro consejo de Joan, su antigua jefa: "Si quieres que te tomen en serio, deja de vestirte como una niña". A partir de entonces Peggy toma las riendas de su carrera (siempre que la dejan). Sin dejar de ser una chica algo ingenua, se inicia en el ejercicio de la perseverancia, la ambición y la frialdad. Posiblemente, esa mezcla improbable sea Peggy: una pionera y una superviviente. (Más información en MujerHoy.com)