George Murray Levick./ Foto: Archivo | Vídeo: National History Museum
ciencia

El sexo 'depravado' de los pingüinos de Adelia

George Levick, miembro de de la expedición de Scott que llegó a la Antártida en 1913, descubrió actos homosexuales, pedófilos y necrófilos en estos animales

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El explorador y médico británico George Murray Levick, miembro de la expedición de Scott que llegó a la Antártida en 1913, casi muere de hambre y frío durante este mítico viaje. Pero estas penurias no fueron lo peor que le ocurrió a Levick. Lo que de verdad causó horror a este hombre fue la perversión sexual que descubrió en unos peculiares habitantes del Polo Sur, los pingüinos de Tierra Adelia.

Dentro de una gran muestra sobre la expedición de Scott, el Museo de Historia Natural de Londres expone también un estudio de referencia de Levick con el comportamiento sexual de estas aves. Las observaciones de Levick son calificadas como demasiado explícitas para la época, motivo por el que no fueron publicadas en su momento en su totalidad.

En estas notas, que Levick tituló 'Los hábitos sexuales de los pingüinos de Adelia', se detallan actos de homosexualidad, de pedofilia con los polluelos, intentos de cópula de pingüinos machos con hembras muertas, onanismo, coerción sexual o abusos a los pingüinos menores, entre otros.

Como buen científico eduardiano, de moralidad rígida, Levick no pudo evitar interpretar el comportamiento de los pingüinos en términos humanos, de ahí que quedara tan horrorizado por sus propios descubrimientos que los escribió en griego para que solo los lectores iniciados pudieran acceder a ellos.

Los pingüinos machos forman "pandillas de gamberros de media docena de individuos, o más, y vagan cerca de los refugios incomodando a los ocupantes con sus reiterados actos de depravación", escribió más tarde en inglés.

Según Douglas Russell, conservador del Museo de Historia Natural, quien redescubrió el artículo de Levick, las particulares costumbres sexuales de los pájaros que tanto escandalizaron al científico deben ser atribuidos al duro clima de la Antártida.

Russel explica también que el comportamiento de los pingüinos está visto desde el prisma de la moral humana. Levick es el único científico que ha estudiado un ciclo completo de reproducción de los pingüinos en Cabo Adare.