La media verónica de 'Antoñete' inmortalizada por Muriel Feiner. /Muriel Feiner
entrevista a muriel feiner

«Las grandes fotos, como las grandes faenas, salen del alma»

La fotógrafa estadounidense, autora de varios libros sobre la mujer y la tauromaquia, esposa de subalterno y gran aficionada, relata su amor por los toros y explica cómo se acercan a la fiesta los extranjeros

MADRID Actualizado: Guardar
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Cuando Muriel Feiner llega a la plaza de toros de Las Ventas, apenas puede dar un par de pasos sin detenerse a saludar a los parroquianos que habitan el lugar. Esta neoyorquina -de Brooklyn para más señas- se reserva revelar su edad, pero sus ojos y los de su cámara retienen momentos históricos vividos a lo largo de décadas de trabajo como fotógrafa, escritora, periodista, esposa de subalterno pero, sobre todo, aficionada al mundo de los toros.

Su primer contacto con el hermético mundo taurino tuvo lugar a los 16 años, durante un viaje en el que recorrió Europa y llegó a Madrid. "Tenía claro que tenía que ir al Museo del Prado, a un tablao flamenco y ver una corrida de toros", recuerda. Llegaba armada de prejuicios, preparada para torcer el gesto en cuanto divisara la primera gota de sangre, pero su vida cambió desde el primer momento en que un toro bravo irrumpió en la plaza. "Me quedé hipnotizada al ver un animal con tanta fuerza y tanta belleza, y al matador con tanta elegancia hacer las cosas con el capote". La joven estudiante acababa de ver su primera verónica, aunque todavía no lo sabía. Cuando volvió a la pensión de la Gran Vía donde se hospedaba, una sola pregunta rondaba su cabeza, ¿cuándo es la próxima corrida?

"Tuve la suerte de ver el arte y no la sangre", explica Feiner. "Es un arte efímero, si no ves el instante, te lo has perdido". Y un arte sin lugar para bocetos. "El torero sabe que a las cinco de la tarde de Lorca, o las siete de San Isidro, tiene que salir a la plaza y realizar su obra de arte. Da igual lo que haya sucedido, tiene que salir, resolver lo que se le presente en la plaza y jugarse la vida para crear y eso es lo que me impresiona de la fiesta". En esa dualidad se debate el extranjero que se acerca a una experiencia ante la que no se puede ser indiferente. "O te impresiona y te apasiona o no ves el arte, no ves la belleza y te produce rechazo porque ves la sangre. Pero siempre digo que si no te gusta da igual, tienes que verlo y después formarte una opinión. De hecho, cualquier aficionado extranjero se preocupa de saber y de entender". Feiner, presidenta del Club Internacional Taurino, destaca la gran afición que existe en países como Francia, Suecia, Noruega, Dinamarca o Alemania, sin olvidar los países latinoamericanos. También en Estados Unidos, desde donde el 28 de mayo viaja a la capital la Nacional Asociation of Taurine Clubs para celebrar su 50 aniversario.

La media de 'Antoñete'

En años de trabajo, Muriel ha aprendido a meterse en la lidia y torear con los maestros. "Cuando realizas la faena con ellos es cuando mejor te salen las fotos porque las grandes fotos, como las grandes faenas, salen del alma". Entre esos trabajos, hay una foto a la que guarda un especial cariño, la que inmortalizó una media verónica de ‘Antoñete’. "La hice sentada en un escalón del tendido 2, embarazada de seis meses, y toreé con él. Cuando el maestro vio la imagen me pidió una docena de copias y, una de ellas, más grande, la colgó en su casa en un lugar especial. Es la foto que se usó para hacer la placa dedicada a 'Antoñete' que está en la Puerta Grande de Las Ventas", recuerda emocionada.

Desde esa media ha llovido mucho. También en las bambalinas taurinas, donde poco a poco, alguna grieta aligera su característico hermetismo. De eso, como de tantas otras cosas, sabe mucho Muriel Feiner. Entre los 7 libros que llevan su firma, uno está dedicado a la mujer en el toreo, a todas esas 'damas de la fiesta', que desde hace ya dos siglos ocupan su lugar desde diferentes perspectivas, desde la madre del torero a la mujer que se viste de luces. "Poco a poco, las mujeres hemos ido logrando sitios de respeto. El primero en el ruedo, el lugar más importante, pero también en otras facetas, como periodista, ganadera, empresaria y como aficionada".