fútbol

Guardiola quiere respirar

Guardiola podría comunicar su adiós oficial tras cuatro años en el banquillo: los jugadores serán los primeros en conocer un 'no' que todos dan por seguro.

Actualizado: Guardar
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Cuando Pep Gardiola dijo en la noche del martes, minutos después de la eliminación ante el Chelsea en la Liga de Campeones, que «mañana» hablaría con el presidente porque «ahora ya toca hablar», le traicionó el subconsciente. Acababa de anunciar la inminencia de la reunión con Sandro Rosell sobre su futuro. Luego matizó que su 'mañana' utiizado era literario, que se refería «a los próximo días». Y como tiene tanto crédito, nadie se cuestionó que fuese una maniobra de despiste, pero lo cierto es que la cumbre tuvo lugar el miércoles, a las 9 horas, en el domicilio del entrenador del Barça, quizás sin haber conciliado el sueño todavía tras el KO europeo. Y aunque se pudo ocultar durante 24 horas, al final trascendió que el presidente, el vicepresidente deportivo, Josep Maria Bartomeu; y el director deportivo, Andoni Zubizarreta; acudieron en taxi para dialogar durante casi tres horas hasta acabar ofreciéndole un cheque en blanco para que el de Santpedor colocara la duración del contrato, la ficha anual y las condiciones del acuerdo, señal de confianza total en el técnico, pero también de desesperación. Sí, Guardiola les informó que su intención es no renovar, aunque se pidió el jueves como día de reflexión (en principio no hubo encuentros secretos) antes de anunciar a la plantilla y a su cuerpo técnico este viernes su decisión final en el día del regreso al trabajo tras dos jornada de descanso. Siempre han sido los futbolistas y sus colaboradores técnicos los primeros en conocer su renovación en temporadas anteriores, por encima de intuiciones periodísticas, y así volverá a suceder ahora, especialmente si se trata de su adiós. Y luego se hará pública su decisión.

Ahora queda claro que si Guardiola ha tardado tanto en pronunciarse sobre su continuidad es porque siempre ha estado más cerca del 'no' que del 'sí'. El desgaste físico y mental de cuatro años en el banquillo de un club tan exigente como el Barça es el principal motivo para dejar el cargo de un técnico que ya anunció en 2008, cuando cogió las riendas del primer equipo, que no se sentía como un entrenador de largos periodos. Quería despedirse con un gran título, una distinción que no alcanzaría la hipotética Copa del Rey que se juega el 25 de mayo ante el Athletic. Pero no esperará a lograr otra Liga o la Liga de Campeones en la temporada 2012-13.

Decisiones difíciles

Sabe que si se quedara debería tomar decisiones muy difíciles, posiblemente muy discutidas por el club o por la masa social en relación a jugadores importantes a los que considera que hay que abrirles la puerta, ya sea por bajo rendimiento, por veteranía o por falta de adaptación. Con algunos de ellos incluso le unen vínculos afectivos. Y aunque se ve capacitado para iniciar una renovación progresiva, también entiende que el periodo de cambios difícilmente se vería acompañado de títulos ante un equipo cada vez más hecho como el Madrid. Sólo una cosa le ha hecho dudar en las últimas horas muy seriamente: la respuesta espontánea de la afición en el Camp Nou tras el KO ante el Chelsea. Esa madurez emocional del barcelonismo, por encima de las opiniones favorables o contrarias de los entornos más intoxicados, le hizo recapacitar y pensar que realmente podría convertirse en ese 'Alex Ferguson' de Barça que Sandro Rosell soñó en voz alta cuando era candidato a la presidencia. Pero esto no es la Premier League y Guardiola, tras meditarlo con su inseparable Tito Vilanova, ve claro que es el momento del adiós. Salvo sorpresa, que nunca se sabe cundo intervienen los sentimientos futbolísticos. Y a Guardiola nadie le gana en barcelonista.

A medida que se va teniendo claro su adiós, crece la lista de candidatos que de momento encabezan Ernesto Valverde (pasado azulgrana, apuesta de Zubizarreta y fútbol similar, no renueva con Olympiacos de Grecia tras ganar la Liga), Laurent Blanc (pasado azulgrana, seleccionador francés y atrevido tácticamente), Marcelo Bielsa (amigo de Guardiola, con cláusula para irse del Athletic y sistema ofensivo), Luis Enrique (ex del Barça y extécnico que triunfó en el filial, pero de trayectoria irregular en la Roma) o Villas-Boas (admirador de Pep, enemigo de Mourinho, de efímero paso por el Chelsea y a quien ya se ha visto tomando notas en el Mini Estadi del filial azulgrana hace un mes). El último en sonar ha sido Joachim Löw, el seleccionador alemán, que también practica un fútbol alegre. Sólo están descartados los entrenadores parecidos a aquellos que con 2-0 a favor en el minuto 14 retrasan 20 metros a sus equipos para especular en lugar de buscar la sentencia. ¿Y el futuro de Guardiola? Unos dicen que se tomará un año sabático, otros que le seduce la oferta de entrenar a la selección de Inglaterra y algunos creen que está esperando un banquillo libre de nivel en Italia.

En lo deportivo, Xavi será baja 15 días por una rotura en el sóleo de la pierna izquierda, confirmación de que estaba forzando en los últimos días para ayudar al equipo en condiciones físicas precarias. Se sumará a la ausencia de Piqué, que debe guardar reposo una semana por su conmoción cerebral, y a las sabidas de Villa, Fontàs y Abidal. El objetivo es recuperar efectivos para la final de Copa, quizás el último título al que opte Guardiola como técnico, pero eso se sabrá este viernes.