MÚSICA

Muti alerta del «gravísimo error» de los recortes en cultura

Los ajustes duros "minan la identidad europea" lamenta el genial músico napolitano, que dirige por primera vez ópera en el Real

MADRID Actualizado: Guardar
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"Recortar en cultura es un error gravísimo que cometen recurrentemente los gobiernos cuando necesitan cuadrar las cuentas. Hacerlo supone golpear la identidad de un país, y por ende de Europa, que se está perdiendo". La advertencia parte de Riccardo Muti (Nápoles, 1941), una de las primeras batutas del mundo que debuta, al fin, con una ópera en el teatro Real. Ha elegido una partitura que ama especialmente y que "pone de manifiesto la fuerte conexión entre España e Italia", 'I Due Figaro' de Saverio Mercadante, compositor tan influyente como olvidado que vivió a caballo entre Nápoles y Madrid. Negando su fama de adusto e intratable, Muti se mostró cordial, afable y encantado de debutar como batuta operística en Madrid. Se presentó como "un outsider" que jamás "soñó con ser músico" y que duda "siempre" de su propia capacidad.

Entre el 25 de marzo al 1 de abril, Muti dirigirá en el coliseo madrileño cinco funciones de 'I due Figaro', drama "jocoso" que recala en España en coproducción del Real con los festivales de Salzburgo y Rávena y por empeño de Gerard Mortier. La dirección artística es de Emilio Sagi, antiguo responsable artístico del teatro madrileño, al que regresa por la puerta grande.

Batuta consagrada al frente de las mejores orquestas del mundo, premio Príncipe de Asturias de las Artes 2011, el director napolitano no tuvo pelos en la lengua a la hora de criticar las políticas de ajuste severo y los implacables recortes que se imponen en el viejo continente. Una política que él juzga como "profundamente errónea" y que "mina la identidad de los países que las aplican". "Si España e Italia son conocidos en todo el mundo es debido a su cultura, su arte, su música, su pintura, sus museos, sus teatros y sus palacios" sostiene Muti. Mantener la inversión pública en cultura tiene, a su juicio, "pleno sentido político y social" y es además el camino más acertado. Cortar esa inversión "supone golpear la identidad de un país y tirar piedras contra su propio tejado" lamentó. "Está muy claro que invertir bien en cultura genera un importante y seguro retorno económico" aseguró.

¿Progreso?

La grave crisis financiera, "que deriva en una crisis económica y en una crisis de la cultura" está para Muti "en relación directa con esa pérdida de identidad" contra la que debemos batallar. "Los griegos y los romanos, cuando llegaban a cualquier lugar, lo primero que construían era un teatro. Muchas ciudades en Italia tienen teatros del siglo XVII y XVIII, que hoy están cerrados. ¿Estamos progresando realmente?", se peguntó el director napolitano.

Titular e invitado de las principales orquestas del mundo, Riccardo Muti fundó en 2004 la Orquesta Giovanile Luigi Cherubini, un "conjunto de formación" al frente de la cual debuta en el Real y que integran jóvenes seleccionados por un comité internacional. "Tienen un potencial enorme y les exigimos mucho para llegar a la perfección, pero veo en sus ojos la duda. Su futuro será incierto si dejamos de invertir en ellos" lamentó, poniendo un ejemplo concreto de los efectos del recorte. Cree Muti, como el clásico griego, que "lo que es bello también es bueno y justo" y que esta máxima debe guiarnos "en un mundo con enormes dificultades económicas y espirituales".

Inseguro

Nadie discute hoy la valía de una batuta primordial como la de Muti, pero el propio director siente a menudo "no estar a la altura" de lo que se espera de él. "Siempre tengo la sensación de no ser suficientemente bueno en lo que hago, aunque para muchos sea una muestra de arrogancia", ironizó. Se debe, según su propia explicación, a su atípico camino en el mundo de la música. "Mi padre era un médico -con una gran voz de tenor- y gran aficionado a la música que obligó a sus cinco hijos varones a estudiar en el conservatorio para mejorar su cultura general". "Yo no me planteaba ser músico. Por la mañana iba a la universidad y por la tarde al conservatorio como un complemento de mi formación" explicó.

Fue otro gran músico Nino Rota, compositor fetiche de Federico Fellini, director del conservatorio de Bari, quien le oyó tocar el piano y le dijo "tienes que ser músico". "El destino decidió, no yo, que jamás soñé con ser músico, y menos aún famoso" aseguró y un Muti que tiene también la sensación "de no estar hecho para el mundo que rodea la música". "Mi carrera se ha hecho porque las orquestas me han escogido, no por mis decisiones" dice.

Desde que recalara en el Real cuando era sala de conciertos en los años setenta, Muti ha sido una batuta habitual en nuestro país. Eso sí, tenía clavada la espinita de no haber dirigido jamás opera en Madrid, que por fin se sacará este domingo. Es el principio de una colaboración que espera fructífera, con un teatro al que regresará la próxima temporada para afrontar otro melodrama bufo de Mercadante, 'La rappresaglia'. Podría ser el principio de una hermosa amistad operística que cuajara con algún Verdi. "Ya veremos; todo en la vida es impredecible, esta noche puede darme un infarto e impedir mi ansiado debut operístico en el Real" bromeó.

Elogios

Muti se deshizo en elogios hacia la música de su paisano Saverio Mercadante (1795-1870) y se refirió a 'I due Figaro' como una obra "cínica, casi nihilista" escrita cuando Mercadante dirigía el Teatro Príncipe de Madrid, en cuya Biblioteca Histórica Municipal se conservó el original ahora recuperado por los musicólogos Víctor Sánchez y Paolo Cascio. Era la pieza favorita del influyente, respetado y olvidado compositor, que viajaba por el mundo con otro manuscrito de esta ópera poco representada y que es para Muti "un emblema que sintetiza la mutua influencia entre España". Mercadante compuso este "melodramma buffo" en apenas tres meses, cuando tenía 31 años y poco después de llegar a Madrid en 1826.

Para Emilio Sagi 'I due Figaro' es "una genialidad plagada de ritmos españoles en la atmósfera gozosa que envuelve una partitura llena de "sensibilidad". "Debe leerse con el espíritu del momento, no puede transportarse; aunque se busque una visión de hoy, debe hacerse con el perfume y la luz de aquella época" propone Sagi, que regresa al Real con el mismo equipo que produjo hace dos años 'Las bodas de Fígaro', con escenografía de Daniel Bianco, coreografía de Nuria Castejón, iluminación de Eduardo Bravo y figurines de Jesús Ruiz.