LA CRISIS DEL EURO

Un elefante en el alambre

La UE asume por fin que la austeridad no basta para salir de la crisis y que es imprescindible impulsar el crecimiento

MADRID Actualizado: Guardar
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Después de meses de tozudez, la Unión Europea comienza a reconocer que las medidas de austeridad son insuficientes para salir de la crisis. Sus principales líderes, sobre todo la canciller alemana Angela Merkel, empiezan a admitir que los recortes y ahorros pueden ser inútiles si no van acompañados de algún impulso al crecimiento en los países más afectados por el desempleo.

La situación es de absoluta emergencia, pero las instituciones de la UE se mueven con una lentitud exasperante. Los dirigentes y funcionarios europeos repiten el mantra de que estamos en una unión compuesta por 27 países, que se tienen que poner de acuerdo, en vez de un ente federal como Estados Unidos. Sin embargo, en este caso concreto, los líderes europeos y especialmente Alemania han comenzado a considerar medidas de crecimiento tan solo cuando la recesión ya era evidente en los países más endeudados.

Carambola a tres bandas

El elefante europeo avanza en el alambre sobre un incendio de tres pistas: Grecia, España e Italia. El acuerdo sobre una quita de la deuda griega abriría la posibilidad de liberar un segundo paquete de ayuda que daría a Atenas al menos dos años de respiro. Aunque la economía helena supone solo un 2% del PIB europeo, estabilizar Grecia aliviaría la presión de los mercados y supondría recuperar la confianza para otros países en serias dificultades como España e Italia. Una carambola a tres bandas en la que se confía si funcionan las medidas puestas en marcha. En palabras del comisario de la Competencia, Joaquín Almunia, "España e Italia deberían empezar a dar buenas noticias o todos estaremos en riesgo".

El Gobierno de Mariano Rajoy quiere ser el alumno aventajado de la austeridad y el rigor pero también necesita algo de flexibilidad que le permita obtener un resultado positivo que apunte hacia el principio de la recuperación. El Ejecutivo español insiste en que su meta es acabar 2012 con un déficit del 4,4%, pero la realidad es que el año pasado rondó el 8% en vez del 6% previsto y que mantener ese objetivo reventaría todas las costuras sociales.

Examen con buena nota

En la UE quieren conocer cuanto antes los presupuestos del Gobierno y, sobre todo, la reforma laboral, tras la reestructuración del sistema financiero y el control legal del déficit público. La intención del jefe del Gobierno es presentarse ante la UE con los deberes hechos y obtener una buena nota que le permita obtener a cambio de algo de flexibilidad y ayuda. A partir de ahí es donde se espera que el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco Europeo de Inversiones (BCI) aporten alguna inyección de liquidez que haga más digerible la medicina de caballo. También existen fundadas esperanzas de que el empleo juvenil español se beneficie de un buen pellizco de los 80.000 millones de euros de los fondos estructurales que se han quedado sin gastar. Pero entretanto, crece sin parar el coste humano: con 5,3 millones de españoles parados, 2012 arrancó destruyendo 9.000 empleos al día. España no puede fallar a Europa, pero Europa tampoco puede fallar a España.