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Putin sigue perdiendo terreno

Recurre a la amenaza y al voto del miedo como única alternativa

CORRESPONSAL EN MOSCÚ Actualizado: Guardar
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El primer ministro y candidato a presidente, Vladímir Putin, sigue siendo en su país el político mejor valorado y las encuestas auguran su victoria en los comicios del 4 de marzo. Sin embargo, el dirigente ruso continúa perdiendo terreno hasta el punto de que algunos de sus colaboradores ya han dejado caer amenazas, agitan sin cesar el fantasma de la injerencia exterior y advierten del peligro de que los comunistas vuelvan al poder. En donde con más claridad se aprecia que el jefe del Gobierno ruso está perdiendo la batalla es en Internet. El caudal de críticas diarias contra Putin en las redes sociales y en los blogs es ingente. Nada parecido se había observado hasta ahora en Rusia.

Tras las multitudinarias concentraciones habidas en Moscú y en otras ciudades de Rusia el mes pasado y a la espera de la manifestación convocada para el 4 de febrero, la red se ha convertido en el escenario principal de las protestas por la falsificación de los resultados de las legislativas del 4 de diciembre. Mientras tanto, los canales de televisión, controlados en su mayoría por el Kremlin, se ven incapaces de contrarrestar la erosión que Putin está sufriendo.

Un episodio que ha añadido deterioro a la imagen del primer ministro ha sido su reprimenda al gobernador de la región de Kírov, Nikita Belij, a quien conminó a suspender de inmediato las vacaciones y exigió que aclarase por qué en la circunscripción de Novoviátski habían subido un 40% las tarifas de calefacción. Regañinas similares vienen siendo frecuentes por parte de Putin y del presidente Dmitri Medvédev a gobernadores, alcaldes y ministros y son profusamente difundidas por las televisiones. Pero, por primera vez, alguien se ha negado a representar el papel de responsable incompetente en las teatrales y humillantes flagelaciones públicas que los dos altos mandatarios rusos gustan de organizar para realzar su autoridad y dar a entender que todo lo malo que sucede en Rusia no es culpa de ellos sino de la ineptitud de determinados cargos públicos.

Belij, procedente de las filas liberales y en cuya región el partido oficialista “Rusia Unida” no obtuvo más del 35% en los pasados comicios, se enfrentó esta semana a Putin demostrando que, antes de tomarse unos días de descanso durante las Navidades, ya había dado instrucciones para impedir que la empresa que se encarga de los servicios comunales en Novoviátski mantuviese la subida de precios en las próximas facturas y ordenó que devolviera a los usuarios el dinero cobrado hasta ahora en exceso. El gobernador afirmó también que la persona ante quien debe responder es Medvédev y no Putin.

La pérdida de crédito del jefe del Gobierno está dando lugar a que los comunistas, la segunda fuerza política del país, se crezcan y se unan a las movilizaciones en demanda de reformas y de la repetición de las elecciones legislativas. Kiril, el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa rusa, ha advertido al poder que “debe cambiar el rumbo dialogando y escuchando a la sociedad”.

Ante tal panorama, el fiscal general de Rusia, Yuri Chaika, ha alertado sobre la responsabilidad penal en la que pueden llegar a incurrir los que tomen parte en las manifestaciones e “insulten” a las autoridades. Chaika, que ve la mano de EEUU y la UE detrás de las protestas, cree también que “los que más popularidad tienen en las redes sociales son los extremistas”, dejando caer la posibilidad de un apagón del ciberespacio.

Por su parte, Nikolái Pátrushev, secretario del Consejo de Seguridad ruso, coincide con el fiscal en que Occidente trata de desestabilizar a Rusia y ha avisado que es necesario tener en cuenta que los principales beneficiarios del actual ambiente contestatario que reina en el país están siendo los comunistas. De momento y para eludir nuevos revolcones, Putin ha decidido no participar en debates televisados durante la campaña electoral de las presidenciales. Así lo anunció esta mañana su jefe de prensa, Dmitri Peskov.