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Cavendish corona al Imperio Británico

Ganó 46 años después del oro logrado por Simpson en 1965 , con Freire noveno | Gran Bretaña realizó un control perfecto de la carrera y el inglés se impuso a su lanzador, Matthew Goss

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Mark Cavendish cruzó la línea de meta como ganador del Campeonato del Mundo de fondo en carretera y cuando se paró no hacía más que mirar hacia atrás. Buscaba a sus compañeros de selección, a los que debe una parte importante de su victoria. Inglaterra realizó durante los 266 kilómetros de la prueba un trabajo que confirma a una selección en lo más alto de este deporte. Es verdad que luego hay que ganar, pero tener a Bradley Wiggins, a David Millar y a Christopher Froome trabajando es un lujo.

Cavendish (26 años, Isla de Man) si llega delante no falla. Tampoco se puede decir que el trabajo de la selección española fuese malo. Tanto Flecha, como Rojas y Barredo dejaron a Freire delante. Se quedó un poco cerrado y se encontró con un enjambre de piernas que giraban tan rápido que no tuvo opción. La selección española cumplió el guión, como Suiza (Cancellara), Noruega (Boasson Hagen), Australia (Goss) o Bélgica (Greipel), entre otros. Estamos hablando de los hombres más rápidos del mundo y Freire, por desgracia, a los 35 años, no tiene la rapidez suficiente para hacer frente a quienes estuvieron por delante de él.

Freire ha finalizado su séptimo mundial entre los diez primeros. Sólo le superan Merckx (8) y Zoetemelk (8). Un dato que no sirve de consuelo. Cavendish tuvo también suerte porque el australiano Matthew Goss le dejó pasar por dentro, por la derecha, en vez de haberse puesto delante de él. Goss ha sido esta temporada el lanzador de Cavendish en el HTC, ese equipo que dentro unos meses será recordado como una formación mítica por todo lo que han ganado.

En un enfrentamiento abierto, con una llegada más o menos plana, nadie puede con Cavendish. Tampoco André Greipel, ex compañero de Cavendish, consiguió superar a un corredor del que se decía que el inglés no le quería entre los nueve elegidos de Giro y Tour. En el último Tour hicieron las paces, aparentemente, pero Cavendish no veía a Greipel en su ‘treno’ para lanzarme por temor a que hiciese su carrera en vez de ayudarle a él. Tres corredores que han estado juntos en el HTC se jugaron el Campeonato del Mundo de fondo en carretera, en el que Fabián Cancellara peleó por la medalla de bronce y perdió.

Las oportunidades para los sprinters en un Mundial son escasas y hay que aprovecharlas. Lo hizo Mario Cipollini en Zolder, con sabotaje incluido a Freire por parte de algún componente de la selección italiana en 2002, y también Tom Boonen en 2005, en Madrid. No ha habido más sprinters que hayan ganado en los últimos años el maillot arco-iris.

Un grupo de pistards

Ni Cavendish, ni Inglaterra desaprovecharon uno de esos momentos que tardarán en volverse a repetir. Vencía 46 años después de que otro británico, inglés también, lograse el título mundial, en 1965, en el circuito de Lasarte, Tom Simpson. La pista fue la presentación de Inglaterra a nivel mundial y de ella salieron no sólo Cavendish, sino también buena parte de los componentes de la selección inglesa que ayer le ayudaron a que ganase: Wiggins, David Millar, Gerrait Thomas, Ian Stannard y Stephen Cummings proceden del mundo de la soledad del velódromo.

Tienen medallas de todo los colores, a elegir. Para Cavendish no es su primer maillot arco-iris. Tiene ya dos en pista, en la prueba de madison (americana), en 2005, y en 2008. El primero con Robert Hayles de compañero y el segundo, con Bradley Wiggins, con quien se estrello en los Juegos Olímpicos de Pekin. Fueron octavos. Los 266 kilómetros mundialistas dejaron todas sus emociones hasta los últimos 400 metros, en la recta que conducía a la llegada, donde se jugaba todo el trabajo realizado. Hubo un buen número de escapadas.

En la más llamativa, que llegó a tener ocho minutos de ventaja se metió Pablo Lastras y junto a él estuvieron Van Summeren y Kaisen (Bélgica), Roux y Offredo (Francia), Chuzhda (Ucrania), Clarke (Australia), Paolini (Italia), Iglinskiy (Kazajistán), Kiserlovski (Croacia). Era una fuga condenada al fracaso, que sirvió, como el resto de los ataques, para que se llegase con media hora de adelanto sobre el horario previsto, para que la media horaria superase los 46 kilómetros por hora y para que el guión que ya estaba escrito antes de comenzar la prueba se cumpliese: muchas selecciones tenían un hombre rápido y se la jugaron al sprint.

También hubo una caída a 70 kilómetros de la meta, en la que se vio implicado Vicente Reynes, que le obligó a abandonar, y que dejó a Thor Hushovd fuera de la carrera. Un rival menos, que quizá dejó una plaza libre en el podio. Otro hombre importante que abandonó fue Frank Schleck. Ganó el mejor. La clasificación es la mejor explicación a lo que se vivió en Copenhague. Hubo demasiados aspirantes a jugársela, sabedores todos ellos que con un Cavendish en plenitud los demás lucharían por el resto de medallas. Cavendish no falló.