El primer ministro griego, el socialista Yorgos Papandréu (d), y el ministro de Finanzas de Grecia , Evangelos Venizelos, ayer. / Efe
Crisis financiera

Grecia cuenta con fondos para pagar salarios hasta octubre

Pide que se entregue el sexto tramo del préstamo internacional de 110.000 millones de euros aprobado en mayo de 2010

ATENAS Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El histerismo de los mercados sobre una hipotética e inminente quiebra de Grecia dominó este lunes las bolsas europeas porque llevaba acumulado todo el fin de semana, desde que el viernes circuló el rumor de que era cosa de unas horas. El Gobierno de Atenas lo desmintió, pero ya no transmite mucha confianza. Es cierto que la quiebra es posible, lo es desde hace más de año y medio, pero cada vez que hay datos inquietantes cunde el nerviosismo.

En este caso eran dos, los temores de que fracasara el plan de renegociación de parte de la deuda, cuyo plazo vencía el viernes, y el riesgo de un parón momentáneo en el suministro periódico de ayuda de la UE por el incumplimiento de los compromisos de Atenas.

La sola posibilidad de que la próxima entrega de dinero fresco no llegue a tiempo ha vuelto a poner en evidencia la crudeza de la situación griega: el secretario de Estado de Finanzas, Filipos Sajinidis, reconoció que en la caja sólo queda dinero para pagar a los funcionarios este mes.

Se sabía, pero el anuncio causó impresión. Fue muy útil, quizá era su propósito, para desencadenar una inmediata oleada de declaraciones tranquilizadoras desde la UE. La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de la Comisión europea, José Manuel Durao Barroso, reunidos en Berlín, insistieron en acelerar la ampliación del fondo de rescate europeo para este mismo mes, mientras sigue en auge la hipótesis de crear 'eurobonos'.

Desde Alemania, de donde han partido en los últimos días las opiniones más pesimistas sobre la situación griega, el Gobierno dijo que parte de la base de que "Grecia está haciendo todo lo posible para cumplir con sus compromisos», según aclaró su portavoz. De igual modo, el presidente del BCE, Jean Claude Trichet, también afirmó que trabaja con el supuesto de que Grecia cumplirá las exigencias y de que «vamos a poder observar algo satisfactorio» del Gobierno griego.

Lo mismo dijo el portavoz de Asuntos Económicos de la Comisión, Amadeu Altafaj, al asegurar que la UE no se plantea la hipótesis de una quiebra helena. Aún así las bolsas europeas vivieron otra jornada nefasta, con caídas de hasta el 4% en París, pues los bancos franceses son los más expuestos en la deuda de Atenas, junto a los alemanes. Por ello, según la agencia Bloomberg, la firma de calificación de riesgo Moody's habría rebajado la nota de los tres principales bancos franceses, BNP Paribas, Société Générale y Crédit Agricole, que fueron muy castigados. Es el efecto del miedo arrastrado desde el viernes.

Ese día se cerraba la adhesión -voluntaria, pues de lo contrario significaría automáticamente una quiebra- al programa de renegociación de la deuda de Atenas con sus acreedores, y estuvo rodeado de incertidumbre. Es parte del segundo plan de rescate, aprobado en julio y de 160.000 millones, pero el Gobierno griego había anunciado que sólo lo ejecutaría con un 90% de participación. Pero los rumores apuntaban a que sólo se había llegado a un 75%.

En el aire

El temor a que se viniera abajo todo el rescate desató la preocupación, pero al final Atenas se tragó el farol y siguió adelante. El ministro de Economía, Evangelos Venizelos sólo ha dicho que la operación ha ido «muy bien», aunque no ha dado datos.

En el nuevo repunte del miedo sobre Grecia han pesado más las dudas sobre el rescate en sí. La delegación de la llamada 'troika' -UE, el Banco Central Europeo (BCE) y Fondo Monetario Internacional (FMI)- se fue el 2 de septiembre de Atenas porque el Gobierno no estaba haciendo los deberes en su drástico plan de reformas y privatizaciones de 78.000 millones.

Quedó en el aire el envío a fin de mes de 8.000 millones, la sexta entrega del primer plan de auxilio aprobado en mayo de 2010, un total de 110.000 millones. Grecia intentó la semana pasada una nueva subasta de títulos y fue desastrosa. Paga los intereses de los bonos a dos años al 54% y los seguros contra una quiebra, los CDS, contemplan un 94% de posibilidad de quiebra. Los datos económicos conocidos el mismo viernes remataron el pesimismo. El derrumbe del PIB griego ha sido aún peor de lo esperado: se preveía un -3,5% para fin de año, pero en el segundo trimestre llegó al -7,3%.

La Comisión de la UE lo rebajó aún más este lunes, hasta el -9,5%. El plan de rescate no está funcionando. El domingo, el primer ministro griego, Giorgos Papandreu, se sacó de la manga la única carta de emergencia fiable y rápida que le queda, un impuesto patrimonial sobre pisos, con tasas de uno a diez euros por metro cuadrado, que se pasará desde enero en la factura de la luz.

Calcula que así rascará 4.000 millones de euros más. También aumentó el tabaco y el alcohol, e introdujo un impuesto para quien tenga cuentas en el extranjero.

«Esto es una guerra y pedir dinero a los ciudadanos es como comprar armas», argumentó. Papandreu siguió el lunes en el Parlamento su arenga: «Hemos recorrido mucho camino y en la recta final no podemos no asegurar que cumpliremos nuestros acuerdos (...) No daremos la satisfacción a aquellos que apuestan por la quiebra de Grecia». El líder socialista aseguró que si logra los objetivos de este año «el déficit primario será sólo de 1.800 millones de euros o un 0,8% del PIB y en 2012 tendremos superávit de 3.000 millones». Habrá que verlo, claro. La UE se apresuró el domingo a dar el visto bueno a los nuevos esfuerzos de Grecia y adelantó que la 'troika' podrá terminar su trabajo «antes de fin de mes». El martes llega a Atenas.