Nadal noquea a Mahut

Esta vez, Rafa Nadal sí jugó un buen partido. En esta ocasión, sí que pudo recuperar la sonrisa gracias a su tenis desplegado ante el francés Nicolas Mahut. Después de una trabajada victoria ante Golubev, el mejor Nadal salió a relucir en su segundo partido en las instalaciones de Flushing Meadows. Con su demoledor juego desde el fondo de la pista como principal arma, perfectamente acompañado por un buen servicio, el manacorense abrochó su partido de segunda ronda del Abierto de Estados Unidos gracias a la retirada del galo cuando el español dominaba el partido por 6-2 y 6-2. En su siguiente duelo se enfrentará al vencedor del Nalbandián-Ljubicic.

Los escasos problemas que tuvo el balear en el encuentro fueron al comienzo del primer acto. Mahut se colocó con un 15-40 a su favor en el juego inicial, pero fue un mero espejismo. Nadal se rehízo rápidamente y puso la directa. El de Manacor se sentía cómodo en la pista. Sus tiros funcionaban a la perfección y las piernas le respondían aportándole ese punto de frescura y de rapidez que convierten al número dos del mundo en un rodillo. Además, el francés se empeñó en jugar agresivo y de esta manera intentar dinamitar el ritmo de juego del balear y así cerrar los puntos en la red para reducir los peloteos.

Su innovador método se convirtió en un entrenamiento de passing-shots para el mallorquín. En cuanto tenía una oportunidad, Mahut se aproximaba a la red. Pero enfrente tenía al mejor pasador del circuito. Cada subida del número del mundo era una moneda al aire que, gracias al talento del español, caía más veces del lado del bicampeón de Wimbledon. El tenista del partido más largo de la historia apostó desde el principio por este tenis. Sin embargo, Nadal no estaba por la labor de dejarse llevar y verse sorprendido.

La apisonadora en la que se había convertido el de Manacor carburaba al ritmo al que iban cayendo de su lado las roturas de servicio. Mahut, sin ninguna alternativa y sin posibilidad alguna de cambiar el guión de un choque marcado por sus incansables subidas a la red, veía como se desangraba lentamente golpeado por unos tiros del balear que le herían sin posibilidad de ser contrarrestados. Tras una hora y 21 minutos de sufrimiento, el galo dijo basta. Dio la mano al juez de silla, a Rafa Nadal y abandonó un encuentro que ayudó al vigente campeón del US Open a reencontrarse consigo mismo, a volver a flotar sobre la pista y, sobre todo, a encarar los siguientes choques con la confianza necesaria para volver a repetir el éxito de la pasada campaña.