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El inspirador del 15-M simpatiza con Zapatero

Stéphane Hessel pide a los 'indignados' que tengan "paciencia, confianza y valor" para mantener vivo el movimiento

MADRID Actualizado: Guardar
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Stéphane Hessel todavía se sorprende de la atención que suscita. Su pequeño librito '¡Indignaos!' sacudió la conciencia de los jóvenes de media Europa para pedir una democracia más participativa. Cerca de la puerta del Sol, el nonagenario pensador insistió en que los pueblos pueden reunirse para hacer presión y "deshacer este vasallaje a las fuerzas económicas". Además recalcó la necesidad que tienen los gobernantes de buscar los "valores auténticos de la democracia", que consiste en que toda la población pueda tener una vida digna. "Si los gobiernos no escuchan al 'demos' (pueblo en griego), entonces falla algo. En ese caso no hablamos de una democracia, sino de una oligarquía", explicó Hessel, acompañado por el escritor y activista Gilles Vanderpooten.

Juntos han escrito '¡Comprometeos!' (Destino), una conversación ente ambos en que piden pasar de la "indignación a la acción". Un camino que debe tomar ahora el movimiento del 15-M. Hessel consideró que no es necesaria la constitución de un partido político de cara a los comicios del 20 de noviembre. "Hay que usar las fuerzas presentes en las próximas elecciones. No vale decir yo me abstengo porque todos son iguales; no es cierto. Yo voy a apoyar al Partido Socialista Francés", apuntó. El escritor confesó su "simpatía" por José Luis Rodríguez Zapatero e indicó que "tal vez Rubalcaba sea otro gran español". Ante las preguntas sobre las elecciones y un posible triunfo del PP, crítico con el movimiento azuzado por Hessel, el escritor tiró de lógica para no decantarse por ninguna acción. Si los populares están en contra, "habrá que apoyar a los que están a favor", apuntó. A continuación, se refugió en su desconocimiento "de la actualidad española" para esquivar las dudas sobre la cita electoral.

Pero Hessel sí tuvo palabras de aliento para los jóvenes españoles. Les pidió "paciencia, confianza y valor" para seguir en este camino iniciado el 15 de mayo porque "las fuerzas económicas son muy listas y al final terminan enredándote". Asimismo, les advirtió que todavía queda mucho trecho por recorrer. "Se hace camino al andar", apuntó Vanderpooten. "Hace falta innovar sin olvidarse de los partidos existentes. Hay que presionarlos para lograr una verdadera democracia", comentó el joven coautor, mientras Hessel asentía con la cabeza. Porque el objetivo final, indicaron ambos, es lograr una sociedad más justa y menos violenta.

Nobel

Además de '¡Indignaos!' y '¡Comprometeos!', Stéphane Hessel volverá a las librerías españolas en octubre con su libro de memorias 'Mi baile con el siglo'. Ahí desgrana su acerosa vida, que comenzó con su nacimiento en Berlín en 1917, su mudanza a los siete años a París, la incorporación a la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial o su milagrosa salvación de la muerte tras intercambiar su identidad con un prisionero del campo de Buchenwald.

Después de la guerra, Hessel colabora con Naciones Unidas y en 1948 forma parte del equipo que redactó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El escritor y diplomático, estuvo destinado en Indochina, Argelia o Suiza, apuntó que el personaje que más ha admirado es a Franklin Delano Roosevelt, impulsor de la ONU. Por otra parte, Hessel es uno de los candidatos al Nobel de la Paz. Una distinción a la que ha sido promovido por Edgar Morin, Michel Rocard, Peter Sloterdijk y Richard von Weizsäcker, miembros del Colegio Internacional Ético, Científico y Político, una institución fundada por Hessel. "Estoy en contra. No me lo merezco. Yo solo he reflexionado", se excusó el filósofo de 93 años.