El presidente italiano, Giorgio Napolitano, introduciendo su voto en una urna durante uno de los cuatro referendos a los que están citados los italianos, en Roma. / Efe
PLEBISCITO EN ITALIA

El referéndum nuclear amenaza a Berlusconi

El primer ministro italiano se arriesga a sufrir otro castigo tras las municipales en una consulta crucial sobre el futuro de las centrales

ROMA Actualizado: Guardar
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El referéndum que se celebra hoy y mañana en Italia sobre tres cuestiones -energía nuclear, privatización del agua y una de las leyes de Silvio Berlusconi para burlar sus juicios- puede convertirse en un nuevo castigo en las urnas al primer ministro, tras la derrota histórica de hace dos semanas en las municipales celebradas en Milán y otras zonas. La cita ha tenido una gestación muy curiosa, con bastantes dosis de mal fario para 'Il Cavaliere' -la catástrofe de Fukushima, por ejemplo, que ha ocurrido después de convocar la cita- y, por sorpresa, ha alcanzado la condición de auténtico test para volver a calibrar a escala nacional el sentir de los italianos.

En las municipales votaban 13 millones de electores y ahora, cuatro veces más. Es decir, servirá para comprobar si, en efecto, el país ha dado ya ese giro político contra Berlusconi que presagiaron los últimos comicios. Desde la oposición se toma casi como un referéndum sobre el mandatario con categoría de rebelión popular, en el que solo ir a votar o votar en contra del criterio del Gobierno supone decirle que no a él. Pero a esto se añade que los temas a debate son muy importantes y su rechazo supone un fuerte revés a políticas del Ejecutivo.

Debe tenerse en cuenta la peculiar conformación del referéndum en Italia, una consulta que cualquier ciudadano puede convocar para derogar una ley si logra 500.000 firmas que le respalden. Por eso se suele celebrar uno casi cada año sobre las cuestiones más peregrinas -van 62 en cuatro décadas-y hay un cierto cansancio hacia a estas citas. Sin embargo, deben superar una participación del 50% del censo más uno para ser vinculantes. De hecho, eso no ocurre desde 1995.

Momentos históricos

Pero no siempre fue así. El referéndum ha supuesto momentos históricos de la vida de Italia, como la propia elección de república o monarquía en 1946 y luego la adopción de las leyes del divorcio, del aborto o el cambio de sistema electoral. Han sido ocasiones en las que el pueblo ha marcado, a veces por sorpresa, cambios de tendencia profundos, y esa misma sensación se vive estos días. En ocasiones, esos virajes han sido en contra de los obstáculos del Gobierno de turno, que suele colocar las votaciones en días de verano para desanimar al elector y que no se alcance el quórum. Es famosa la invitación de Bettino Craxi en 1991 ante un referéndum que podía cambiar el sistema electoral y alterar el panorama político: «Tutti al mare». Pero no le hicieron caso. Fue la señal del inicio de su fin. La cita de hoy y mañana se interpreta del mismo modo con Berlusconi.

Este referéndum se ha ido enredando y convirtiendo en una seria amenaza para el magnate. Nace, en primer lugar, del anuncio del Gobierno en febrero de 2009 de volver a la energía nuclear, tras abandonarla precisamente a través de una consulta. Italia es el único país de Europa sin centrales atómicas porque así lo decidieron sus ciudadanos en 1987, bajo el impacto emotivo de la catástrofe de Chernóbil. 'Il Cavaliere' decidió que, 22 años después y confiado en su triunfo electoral, podía saltarse la voluntad popular para paliar la grave dependencia energética del exterior. Además era algo que estaba en su programa electoral.

Rápidamente se movieron partidos y asociaciones y se montó un referéndum, pero Berlusconi contaba con convencer a los italianos, dentro del auge de esta energía que se vivía en el mundo. Además recurrió al clásico truco de colocarlo en un fin de semana de buen tiempo y se negó a unirlo a las recientes municipales, algo que favorece el acercamiento a las urnas... aunque desdoblar las consultas suponga un gasto adicional de 300 millones de euros. Pero hasta ese ardid se ha vuelto contra él, porque todos los que no votaron en las locales quizá se vean animados a unirse a la bofetada a Berlusconi para darle una dimensión inequívoca y nacional. Y encima parece que hará mal tiempo.

Serio peligro

Por último, en eso ocurrió el tsunami de Japón. De repente, el referéndum se convirtió en un serio peligro. Así que Berlusconi hizo una de las suyas: anular la ley que daba luz verde a las centrales, con una moratoria, para desactivar la cita con las urnas, que se planteaba para derogar esa ley. Sin embargo, el Supremo aceptó cambiar la pregunta del referéndum para hacerla más genérica y el Constitucional lo avaló el martes. Estos cambios de última hora han originado una de las tradicionales chapuzas italianas, que puede causar un lío decisivo con el quórum: los italianos del extranjero, unos tres millones, ya han votado con las papeletas antiguas, y no se decidirá qué hacer con ellos hasta el día siguiente del voto. Si se les cuenta en el censo pero sus votos no valen, el quórum exigido se eleva hasta el 52% o el 56%.

El reto de la oposición es superar el quórum con una afluencia masiva a las urnas, que medirá su capacidad de movilización, mientras el Gobierno invita a no votar. La puntilla a Berlusconi se la dio el jueves, por sorpresa, el papa, un gesto nada casual en una fase de progresivo distanciamiento de 'Il Cavaliere': se mostró a favor de «energías que no sean un peligro para el hombre» y «estilos de vida respetuosos con el medio ambiente».

Al mismo tiempo, los sondeos han ido mostrando cómo a los italianos les preocupa mucho otra cuestión que atañe a dos preguntas más del referéndum, rechazar o no la privatización de la gestión del agua por parte municipal. Es una medida que simboliza las políticas del centroderecha y, precisamente, el tipo de batalla que abanderan los candidatos marginales de izquierda que han vencido por sorpresa en Milán o Cagliari.