BALONCESTO | EUROLIGA

Obradovic y su Panathinaikos, reyes de Europa

Liderados por Diamantidis y Batiste, los griegos resuelven con experiencia y cabeza fría una intensa final frente al poderoso Maccabi

BARCELONA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Zeljko Obradovic y su Panathinaikos volvieron a ser coronados reyes de Europa tan solo dos años después, con un récord de ocho grandes títulos continentales conquistados ya por el técnico serbio, para igualar de paso los mismos que acumula en total el Real Madrid. El maestro Obradovic llevó al equipo griego a la conquista de una nueva Euroliga, la sexta de su historia, frente a un Maccabi que fue un digno finalista en una intensa lucha resuelta por la experiencia y la cabeza fría en los momentos decisivos.

Después de que una ventaja de 14 puntos (47-61) a siete minutos del final se viese reducida solo a cuatro (70-74) a falta de tan solo 19 segundos, el Panathinaikos acalló a la marea amarilla y dio la puntilla al Maccabi, víctima de los nervios y la impotencia frente a un enemigo superior que siempre supo cómo jugar. Pudo haber sentenciado de forma definitiva entre el final del tercer cuarto y el principio del último si no se hubiese confiado y precipitado y permitido crecer al Maccabi, al que al final no le funcionó una de sus principales armas: el tiro exterior (7 de 22 triples).

El Maccabi, muy poderoso físicamente, tuvo que rendirse, no sin quejas por el arbitraje, ante la sabiduría de Obradovic y el dominio de la situación y multitud de recursos del Panathinaikos, liderados por quien es el indiscutible mejor jugador europeo, Dimitris Diamantidis, la extensión del entrenador en la pista. Obradovic, que confía plenamente en él, prometió que el genial base griego sabría lo que tendría que hacer en la final y Diamantidis no le falló. Tampoco su equipo, cuando advirtió que sería necesario un buen arranque, y fue frenético y muy ambicioso, aunque el Maccabi se lo puso complicado con su asfixiante presión, a la que respondió Obradovic con su habitual defensa en zona y también con un sacrificio físico encomiable.

La movió como quiso

El extécnico del Joventut y el Madrid, que ya suma junto al ‘Pao’ cinco Copas de Europa en la última década, pudo vivir una tarde relativamente tranquila, igual que su incansable y ruidosa afición, gracias a la entrega de su equipo y a la clase e inteligencia de Diamantidis en la recta final. El Maccabi acusó entonces sus ansías. Dimitris la movió cuándo y como quiso (nueve asistencias y siete faltas recibidas). Sin embargo, cuando Diamantidis no estuvo en pista, el conjunto heleno, con los pequeños (Calathes, Sato y Nicholas), acompañados por la ‘bestia’ Batiste y el siempre efectivo y trabajador Fotsis, también fue grande, al término del tercer periodo, con un par de parciales (2-8 y 1-8) que hacían presagiar un final de partido cómodo.

La jornada no pudo ser más triste para el Maccabi, en el Día de la Memoria en Israel en homenaje a los soldados caídos que obligó a adelantar el horario de la final, porque entre Diamantidis y Batiste -máximo anotador, aparte de coger seis rebotes y cometer sobre él media docena de faltas- se encargaron de arruinar la fiesta en las gradas del Sant Jordi. Una fiesta que siempre fue griega. El alero americano, después de dos peligrosos parciales a favor del Maccabi (9-2 para acercarse a 56-63, y 7-0 para 64-69) fue también quien acabó con la incertidumbre, con un mate, y en los últimos segundos, con dos tiros libres que cerraron el choque. El Maccabi, en cambio, se quedó muy corto y limitado solo con Pargo, Eidson y los triples de Blu. El ‘Pao’ fue mucho más equipo. La próxima ‘Final Four’ será en Estambul, y con una plantilla enorme, Zeljko y los suyos pueden seguir la racha, porque son pura ambición y trabajo.